Postureo veraniego

La empatía es necesaria para vivir en sociedad. Hace posible el progreso, la apertura de mentes. Ensancha nuestro universo. Sin embargo, las redes sociales ofrecen un mundo fragmentado con el que es difícil empatizar.

El surgimiento de una tecnología que puede exhibirnos, dejarnos seguir y manipularnos, ha motivado una búsqueda que quizá empezó siendo inofensiva pero que se ha convertido en una obsesión alarmante. El verano propicia aún más la avalancha de fotos en las redes sociales. La búsqueda compulsiva de reconocimiento, apariencias o despertar incluso la envidia del vecino, se potencia en vacaciones.

¿Se nos está yendo de las manos? Creo que sí. Lo demuestra la empresa norteamericana que aprovecha las ansias de mostrar imágenes idílicas de vacaciones para, por un módico precio, ofrecer el paquete Hawái, enviando a sus clientes un montaje completo para aparentar unas vacaciones falsas. Su lema es: «Si no puedes tener tus vacaciones, falséate unas». Este caso extremo muestra hasta dónde estamos dispuestos a llegar por el deseo de presumir de vacaciones en redes sociales. Fake a Vacation, lo llaman.

La cuestión es alimentar el postureo veraniego y sobre todo, tenernos atados al teléfono porque cuanto más consultamos los móviles, más dinero ganan las empresas tecnológicas. Su modelo de negocio triunfa dominando nuestra atención. Y no hay más. Pero, ¿cuál es el límite entre dejarnos ver o esa búsqueda inofensiva de aceptación y la alarmante obsesión por aparentar en redes sociales?

Es esencial reflexionar sobre esto porque esta moda afecta a nuestra salud mental y nuestra autoestima. Parece incluso que importa más la apariencia y las reacciones virtuales, que la propia vida real.

¿Presumir de vacaciones importa más que disfrutarlas? Pues recordemos que la verdadera felicidad no se encuentra en lo que opinen los demás, sino en disfrutar auténticamente de cada momento. Hay que tomar conciencia para estar presente y disfrutar del verano sin caer en la trampa de cualquier tipo de postureo.