
Biblioteca Harley-Davidson
Que nos invadan
Si España desea vencer alguna vez en Eurovisión (aunque, con franqueza, no veo que ganáramos algo con ello) el único camino posible pasa por que Rusia nos invada
Competir está muy bien en el mundo del deporte, pero no pinta nada en el mundo de las artes. Por eso resultan chocantes los lamentos de los seguidores de ese despropósito competitivo llamado Eurovisión quejándose de que la política pasa por encima de la música. ¿Música? ¿Estamos de broma? ¿Qué música? Si se trata de canciones y espectáculos audiovisuales de tres minutos hechos como churros, tomando como base efectismos estereotipados, lugares comunes, y melodías y arreglos que ya eran viejos hace treinta años. Una simple competición industrial para extraer rendimientos comerciales de los impresionables.
Entre las más extravagantes exageraciones de los gacetilleros y sicofantes que agitan minúsculas banderitas en torno a ese laberíntico evento visual he encontrado perlas de hiperbolismo como decir que medio continente estaba con el corazón en un puño en espera del desenlace. ¿En serio? Eso es colocarse ya en los terrenos del melodrama puro y duro. No olvidemos que la diferencia entre drama y melodrama es que este último es simplemente una exageración de emociones ordinarias.
Yo no tengo nada en contra de quienes escojan vivir su vida y leer la realidad como melodrama. Allá ellos. Son muy libres de hacerlo, pero así les irá en la vida. Ahora bien, me temo que si España desea vencer alguna vez en Eurovisión (aunque, con franqueza, no veo que ganáramos algo con ello) el único camino posible pasa por que Rusia nos invada.
Hagamos un llamamiento a Putin para que se olvide de la península de Crimea y vaya a por la península Ibérica que es mucho más grande y apetitosa. Así el año siguiente indudablemente ganaremos en Eurovisión como hizo Ucrania. No me cabe duda de que todos esos plañideros españoles que tanto sufren por los sucesivos fracasos eurovisivos estarán dispuestos a aceptar ese sacrificio y anestesiar sus conciencias sumergiéndolas en un inmenso y narcótico mar de vodka.
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