La situación

¿Qué sabía el presidente?

«Nada en este asunto se está gestionando con transparencia desde Moncloa, salvo el intenso deseo público de desprenderse de Ábalos»

En los años 70, la política americana entró en fase de gran convulsión con el estallido del caso Watergate, una trama urdida en torno al presidente Richard Nixon para frenar las aspiraciones de la oposición de sacarlo de la Casa Blanca. Nixon ganó las elecciones de 1972 a pesar del escándalo, pero la sucesión de informaciones sobre la confabulación contra el Partido Demócrata terminó por provocar su dimisión en 1974.

En aquellos años, el Congreso de Estados Unidos investigó el caso Watergate. En una de las sesiones, el senador republicano Howard Baker, compañero de partido del presidente, hizo a uno de los testigos comparecientes una pregunta que pasó a la historia: «¿Qué sabía el presidente y cuándo lo supo?».

Es la madre todas las preguntas en la investigación de un caso de presunta corrupción: ¿El presidente se enteró por la prensa o lo sabía desde hacía tiempo? Y si lo supo, ¿qué hizo al respecto?

No se pretende aquí comparar casos que nada tienen que ver entre sí, ni por dónde y cuándo se produjeron ni por sus protagonistas. Pero sirve de ejemplo, cuando una de las grandes dudas es si Moncloa tenía conocimiento desde hace meses o años de las andanzas de los koldos, cuyo «intermediario» sería el exministro Ábalos, según sospecha el juez de la Audiencia Nacional.

Nunca se dio una explicación verosímil de por qué Pedro Sánchez expulsó abrupta e inopinadamente a Ábalos del gobierno y de la secretaría de Organización del PSOE en el mismo acto, y justo un día después de que el presidente pidiera consejo al propio Ábalos para conformar el nuevo gabinete ministerial, en aquella remodelación que acometió en el verano de 2021.

Sánchez niega haber sabido lo que ocurría hasta que el juez Ismael Moreno ordenó la detención de una larga lista de personas presuntamente involucradas. Pero nada en este asunto se está gestionando con transparencia desde Moncloa, salvo el intenso deseo público de desprenderse de Ábalos y enviarlo al averno de la política. Y la opacidad es tan profunda, que la pregunta es inexcusable: ¿Qué sabía el presidente y cuándo lo supo?