«De Bellum luce»
Que son los ministros los que ven las orejas al lobo
Carles Puigdemont es un factor fuera de control, y los propios resultados del 9J pueden descolocar aún más la gobernabilidad de la Legislatura nacional
La desconfianza de todo y de todos se ha adueñado de nosotros en estos tiempos tan impregnados de una política de ring de boxeo. Y yo no veo tan claro, como dicta el consenso político y mediático, el futuro de Cataluña. Hay un velo que distorsiona lo que se esconde detrás de ese velo, pero aquí ya hemos asumido todos como cierto que de las cenizas de ERC y de Junts resurgirá un gobierno del socialista Salvador Illa que, desde una minoría tan precaria como la de Pedro Sánchez en Madrid, abrirá una nueva etapa en Cataluña.
Pues discúlpenme ustedes porque yo no estoy tan segura de que después del domingo de las elecciones no vaya a saltar por los aires la negociación catalana y que esto no obligue a que Pedro Sánchez, por más que lo niegue, como Judas, acabe obligado a convocar elecciones generales. Carles Puigdemont es un factor fuera de control, y los propios resultados del 9J pueden descolocar aún más la gobernabilidad de la Legislatura nacional. Son los ministros los que ya están viendo las orejas al lobo y temen que un Sánchez, que ya ha dejado ver que va totalmente por libre, incluso en las decisiones más trascendentes para el conjunto de la ciudadanía, pueda inventarse un proceso electoral en otoño con el que tapar el virus de la ingobernabilidad.
Cuando la fidelidad al líder se trastoca en sumisión paciente, sin discusión interna y con cada vez menos debate, siempre puede ocurrir que, cuando vengan malas, todos hayan salido por pies y que ninguno resista en el equipo de los hoy todavía siervos leales del presidente. Por eso más les vale pensar que todo lo que hoy les parece inmutable forma parte de un eslogan electoral que tendrá graves problemas de sostenibilidad cuando pasen las urnas.
Sánchez es el mago capaz de hacer creer que tiene todo controlado, aunque todo esté sacado de quicio. Y mi impresión es que esto último se parece mucho más a la realidad que esa teoría que dice que la investidura de Illa es la consagración de las políticas de Sánchez en Cataluña y el advenimiento de una nueva etapa.
Veremos a ERC poner como condiciones para la investidura de Illa la firma del pacto fiscal y la redacción del acuerdo para el referéndum. Y veremos a Puigdemont saltarse la jubilación que la izquierda le augura para hollar el terreno.
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