El trípode
«Regeneración democrática» en la ONU
En la ONU, dada la presencia de representantes de los diferentes países del mundo, ha considerado oportuno exportar la receta que pretende aplicar a los españoles para salvar nuestra democracia.
Dada la tan elevada autoestima de la que dispone nuestro actual inquilino de La Moncloa, España se le ha quedado pequeña, lo que explica sus frecuentes giras internacionales que abarcan los cinco continentes. De los que solo le falta ir a Oceanía para haberlos cubierto todos en tan solo un mes, concretamente el transcurrido desde finales de agosto hasta ahora. Mauritania, Gambia y Senegal en África; China en Asia, España en Europa, y ahora Nueva York en América, son una clara muestra de ello. En España, aparte de Madrid y la finca oficial canaria de La Mareta donde ha disfrutado de unas largas vacaciones, no se tiene constancia de más visitas de su persona por el territorio nacional. Eso sí, «casualmente» están tan bien programadas esas ausencias que le sirven para no tener que rendir cuentas –de lo que sucede y lo que no sucede, como por ejemplo no tener presupuestos–, ni ante los diputados en el Congreso, ni ante los senadores en la Cámara Alta.
De hecho, tan solo en una ocasión ha estado presente dando la cara en una Sesión de Control en el Congreso, a donde no tiene previsto volver hasta el 9 de octubre próximo. Es su manera de preservar y asegurar la «calidad de nuestra democracia», –parlamentaria como es sabido–, y que alegó como una de las causas que justificaban imperiosamente su moción de censura. En la ONU, dada la presencia de representantes de los diferentes países del mundo, ha considerado oportuno exportar la receta que pretende aplicar a los españoles para salvar nuestra democracia. Según él, «los bulos y noticias fake en los medios y pseudo medios», son una gran amenaza para nuestros derechos y libertades que ponen en riesgo las democracias, por lo que pretende aplicarla en todo el mundo. En realidad, lo que pretende es tener la coartada de una presunta conspiración ultraderechista global para aplicar una suerte de «ley de defensa de la democracia», como hizo algún ilustre predecesor socialista suyo como Largo Caballero durante la Segunda República: «censura de prensa en defensa de la democrática República». No obstante, no consta por el momento que su acreditada hoja de servicios a la salvaguarda del Estado de derecho y la democracia parlamentaria, haya convencido a Maduro de la necesidad de absoluta transparencia en el escrutinio electoral para acreditar al legítimo vencedor en las urnas. Ni a la nueva presidenta de México de invitar a su toma de posesión al Rey de España, que es nuestro Jefe del Estado. Debe ser su antecedente indígena contra la opresora España, como su mentor, el acreditado indigenista y demócrata AMLO.
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