Y volvieron cantando

Un respeto a Tamames

La moción de censura cuya fecha se fijará a la conveniencia de Sánchez puede derivar en opereta parlamentaria o en circo de varias pistas cosa nada descartable

Resulta curiosa la facilidad con la que algunos hablan de Ramón Tamames sin haber leído ni uno solo de sus libros o más allá, sin tener un conocimiento mínimamente aproximado de lo que significó su figura tanto en la transición hacia la democracia como en el devenir político posterior dentro y fuera de un partido comunista al que perteneció no precisamente por defender la dictadura del proletariado, sino para combatir todo tipo de dictaduras empezando por la que había acogotado a España durante cuatro décadas y muy a pesar de algunos viejos dirigentes de aquel poco renovado PCE que siempre vieron a Tamames y posteriormente a los Sartorius y compañía como aburguesados intelectualoides que no habían pisado una fundición.

Apunto esto porque, con independencia de que la moción de censura acabe siendo un sonoro error político en la necesaria estrategia de desalojar a Sánchez de la Moncloa, solo desde la más supina de las ignorancias puede calificarse de sainete en ciernes –entre otros gratuitos calificativos– una sesión parlamentaria en la que, por encima de todo y tacticismos de mercadillo al margen, lo que enfrentará es a un presidente manifiestamente calcinado ante la opinión pública a pesar del tsunami de vídeos propagandísticos frente a un señor de 89 años con las ideas meridianamente claras sobre lo que está ocurriendo en nuestro país y probablemente con una capacidad de diagnóstico y tratamiento muy superior a la media de políticos y analistas actuales, por mucho que haya sido propuesto legítima pero interesada y equivocadamente por una formación política determinada.

Que Sánchez merezca todo tipo de censuras es un clamor, como lo es la necesidad de Vox por recuperar una iniciativa perdida desde la «operación Olona» en Andalucía, razón por la que Núñez Feijóo habrá de cuidarse especialmente de los Idus de marzo. La moción de censura cuya fecha se fijará a la conveniencia de Sánchez puede derivar en opereta parlamentaria o en circo de varias pistas cosa nada descartable y a lo que ya se contribuye desde tribunas mediáticas que, de haber leído la «Estructura económica de España» o «El siglo de China» tal vez no se quedarían solo en el nonagenario sacado en procesión a mayor gloria del cuadragenario recibiendo un salvavidas. Tamames merece un respeto, aunque comparto que alguien que le quiere bien le dijera «si fuera tu hijo, no te dejaría».