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Al portador

Sánchez baraja otra jugada de riesgo

«El presidente sueña con un resultado electoral, posible, que suponga un indulto popular a su etapa de Gobierno»

José Raúl Capablanca (1888-1942), cubano, legendario y precoz campeón del mundo de ajedrez, explicaba que «el buen jugador siempre tiene suerte.» Alesandr Kótov (1913-1981), gran maestro ruso, creía, por su parte, que «un jugador tiene que ser capaz de encontrar las jugadas posibles». Pedro Sánchez es, además de un resistente, sobre todo un jugador y, como tal, corre y asume riesgos, a veces sorprendentes. Iván Redondo, el protoasesor que le ayudó a llegar a la Moncloa, es un apasionado del ajedrez que disfrutaba –y disfruta– con el diseño de estrategias que culminarán muchas jugadas más adelante. El presidente quizá carece de la meticulosidad del ajedrecista, pero lo compensa con decisiones a menudo mucho más que osadas. Ahora, aunque espera que las vacaciones le den una tregua y más tiempo, sabe que todo se le ha complicado mucho y que su situación puede ser insostenible. Por eso, los que mejor le conocen creen ya baraja una salida, una vez más, muy arriesgada y que estaría pendiente de que percibiera una oportunidad de éxito, por pequeña que fuera. La apuesta clásica de todo o nada.

Sánchez insiste una y otra vez –y los suyos le creen– que no habrá adelanto electoral y que la cita con las urnas será en 2027. Si cambia de opinión, y es probable, lo hará por sorpresa y cuando pueda desconcertar más a sus rivales. Necesita, claro, una excusa convincente, que podría ser la imposibilidad de aprobar los Presupuestos de 2026. Tres años seguidos sin cuentas son un pretexto imbatible. Además, podría hacerlas coincidir con los juicios pendientes del PP por asuntos como Kitchen y otros similares. Está convencido de que es muy difícil que gane en las urnas, pero si contempla un porcentaje viable de poder repetir una situación como la actual, con muchos y diferentes apoyos, podría jugar esa baza. El premio, además, de poder volver a formar Gobierno –el que sea Frankenstein otra vez es irrelevante para él–, también esgrimiría que las urnas –los electores– han respaldado su actuación y, en definitiva, le han indultado. Todo es muy arriesgado, pero la clave está en las encuestas que haya a partir de septiembre. Sánchez coincide en que «el buen jugador –y él está seguro de serlo– siempre tiene suerte.» Quizá Redondo le contó que lo dijo Capablanca.