Letras líquidas

¿#seacabó?

Seguimos con la incógnita de ver si seremos capaces de aplicarnos, de verdad, el necesario #seacabó.

Hay cambios disruptivos y otros paulatinos. Movimientos rápidos, acelerados, incluso traumáticos que son capaces de transformar sociedades o de tumbar regímenes políticos. Otras revoluciones (del tipo y nivel que sean) suceden poco a poco: con sutiles vaivenes o pasos liliputienses que van abriendo caminos. Y, aunque aún está por ver en cuál de estas dos clasificaciones se sitúa el #seacabó, versión autóctona del #metoo, lo cierto es que, desde el pasado 20 de agosto, se ha instalado en nuestra conversación pública. Desde aquel día, y tras el impacto inicial, España y su «hashtag» han liderado una revuelta mundial en pos de la igualdad. La proyección del Mundial y la amplificación de los medios de comunicación y las redes han ido tejiendo una red de protección de los derechos de las mujeres (que no son, ni más ni menos, que derechos humanos) alrededor de unos postulados mínimos que respetar. Pero cuando parecía que el consenso sobre lo tolerable y lo intolerable se afianzaba, cuando avanzaba unos pasos más en la equidad, entonces, justo entonces, se volvieron a escuchar esos «no lo veo tan grave» o «tampoco es para tanto».

Y, faltaría más, cada uno puede creer lo que considere, pero con afirmaciones de este tipo, se revela que, en realidad, no se ha entendido el fondo del asunto o que su esencia ha quedado diluida por la profusión de datos, intervenciones y comentarios. Más allá de la calificación penal que pueda tener el beso y de las consecuencias administrativas y deportivas que se deriven de todos los comportamientos de las últimas semanas (ambos procesos llevan sus trámites y sus plazos), el verdadero problema al que nos enfrentamos es desaprovechar la oportunidad que tuvimos de que, ante la mirada del mundo, sucediera lo que nunca se ve, lo que siempre se oculta. Y ese hecho, su difusión a tiempo real, fue en sí mismo revolucionario. Ahora, todavía, seguimos con la incógnita de ver si seremos capaces de aplicarnos, de verdad, el necesario #seacabó.