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Senectud, divino tesoro

En Francia debe existir ahora mismo un montón de gente que está desempeñando trabajos que no les hacen ninguna gracia

Es perfectamente comprensible y muy humano que la jubilación sea una meta esperada con ansia por aquellas personas condenadas a trabajar toda la vida en algo que no les gusta. A quienes, en cambio, decidimos muy jóvenes arriesgarnos a elegir una profesión que nos apasionara –enfrentando incluso el miedo al fracaso y a la posibilidad del hambre– la jubilación resulta algo que nunca deseamos que nos llegue. Preferiríamos, por contra, que el cuerpo no desfalleciera jamás para poder seguir dedicándonos hasta el último aliento a esa labor que nos enamora y nos da vida. Quizás precisamente por la felicidad que nos provoca haber acertado después de todo en esa decisión tan vital para cualquier ser humano, podemos entender muy bien la indignación e impaciencia de aquel a quien se le retrasa la liberación de un trabajo no deseado cuando ya la veía a su alcance.

Por tanto, si hemos de atender a las innumerables hogueras y desperfectos que la rabia de los franceses está provocando en el país vecino por el retraso de las jubilaciones, solo cabe concluir que, en Francia, debe existir ahora mismo un montón de gente que está desempeñando trabajos que no les hacen ninguna gracia. La pregunta inevitable es si los españoles somos más sumisos o escogemos profesiones más adecuadas a nuestro temperamento, aunque sea probablemente para intentar no trabajar demasiado en ellas.

En cualquier caso, que no se haga esperanzas ningún gobierno de que la jubilación forzosa vaya a ser menos complicada y más pacífica en quienes amamos nuestro trabajo y no queremos renunciar a él. Si nos vemos obligados a jubilarnos, no seremos por ello menos enérgicos. Dejo avisado que, si me jubilan forzosamente, pienso entregarme a pasatiempos tan benéficos e inofensivos como disparar con rifle a todos los gnomos de jardín de mi término municipal, hasta erradicar esa inarmónica elección estética de la faz de la Tierra y de las costumbres de la humanidad.