La situación
Siempre llega el otoño
«Los casos de presunta corrupción se sabe cómo empiezan, pero no cómo acaban»
En los albores del sanchismo, el presidente recibió en su despacho al ministro de Cultura, Máximo Huerta. No se trataba de una reunión para celebrar sus éxitos. De hecho, aquel gobierno apenas llevaba una semana en el poder. El ministro acudía a Moncloa para despedirse, después de que el presidente forzara su dimisión por un desacuerdo que Huerta tuvo con Hacienda años atrás y que se resolvió con una multa. Es decir, nada. Pero el Sánchez de primera hora creyó que lo conveniente era liquidar a su ministro, para dar ejemplo de limpieza extrema.
En aquella cita, Sánchez divagó con Huerta sobre el abrupto y casi escabroso final que habían tenido todos los presidentes anteriores. Ninguno salió de Moncloa con normalidad.
Cinco años y medio después de esa premonitoria charla, el presidente inicia hoy la semana, después de haber experimentado la peor de su mandato: la que se inició con el humillante resultado del PSOE en Galicia, que siguió con la fugaz e inane visita al rey de Marruecos y que culminó con el estallido del caso Koldo, que amenaza con agujerear los pilares del sanchismo. Y amenaza con ser así, porque Koldo García ya estaba con Sánchez en su campaña de las primarias socialistas (tanta fe tenía en él, que fue el responsable de custodiar sus avales); era el protegido de Santos Cerdán que, a su vez, es el protegido de Sánchez, hasta el punto de ser quien negocia con Puigdemont en nombre del presidente; y fue la persona de confianza de José Luis Ábalos que, a su vez, era el hombre de confianza de Sánchez.
Los casos de presunta corrupción se sabe cómo empiezan, pero no cómo acaban. Lo primero que se supo del caso Gürtel es que alguien había hecho un chanchullo en un ayuntamiento de la Comunidad de Madrid y, tiempo después, acabó con la presidencia de Rajoy.
El PSOE, con su maña habitual, consiguió encapsular el sórdido caso del Tito Berni. Pero el caso Koldo tiene muy mal aspecto, y se une a los serios problemas electorales de Sánchez, cuando su investidura fue hace apenas tres meses. El otoño siempre llega.
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