La situación

La sintonía entre Moncloa y Zarzuela

«No se puede considerar que se trate de una celebración de Estado, sino de una celebración para alimentar más la polarización»

Ha llegado el día. A partir de hoy, gracias a la oportuna iniciativa de Moncloa, los españoles de 2025 empezaremos a celebrar la enfermedad de Parkinson, las hemorragias gástricas, la peritonitis bacteriana, la insuficiencia renal, la tromboflebitis ileo-femoral izquierda, la bronconeumonía bilateral aspirativa, el choque endotóxico y los problemas coronarios (entre una larga variedad de patologías) que derivaron en la desaparición física del dictador en 1975. Se conmemoran las enfermedades que ocasionaron su muerte, porque no existe ninguna fecha que permita evocar el advenimiento de la democracia como consecuencia de una gran movilización popular que hubiera provocado el desmoronamiento del régimen franquista en vida de su creador.

Siendo el de hoy el primero de una serie de actos que Moncloa no ha querido consensuar con la oposición, y en los que la oposición no va a participar, no se puede considerar que se trate de una celebración de Estado, sino de una celebración de parte, para alimentar, aún más, la polarización. Y, siendo así, resultaba inadecuado, improcedente y muy desaconsejable que Moncloa realizara una invitación pública al Rey para que se sumara a un evento que el Gobierno no ha querido que sea de todos. Esa invitación pública obligaba a Felipe VI a dar una respuesta igual de pública y, como consecuencia, a algo muy parecido a tomar partido en una disputa política, en la que ni debe, ni quiere, ni puede, ni por supuesto se le ha de obligar a entrar. Pero Moncloa ha querido que al Rey no le quedara más remedio que entrar.

La prueba de que la incomodidad ha sido notable es el esfuerzo conjunto de Moncloa y Zarzuela por hacer llegar a los medios que entre el Rey y el presidente del Gobierno hay «sintonía» y un «acuerdo total» sobre los fastos con motivo de la muerte del dictador, como si Felipe VI y Pedro Sánchez tuvieran que negociar determinado tipo de decisiones a la vista de todos. Si no hubiera existido tal sintonía ni acuerdo total, sino disenso y un completo desacuerdo, ¿nos lo habrían hecho saber de igual manera y con la misma trompetería?