El trípode

Los «supersticiosos» jugadores

Es llamativo el caso de Francia que motivada sin duda por la «Francofonía» de sus ex colonias africanas, en especial del West Sahel tiene a nueve de los once titulares de su selección nacional de ese origen.

El extraordinario torneo futbolístico de la Eurocopa de naciones, desarrollado hasta ahora por nuestra selección nacional, está produciendo una alegría contagiosa en gran parte de españoles, aficionados o no al «deporte rey». Lo que es muy de agradecer en estos tiempos, no dados precisamente a unir a nuestros compatriotas de los cuatro puntos cardinales (geográficos y políticos) en torno a un éxito estrechamente ligado a la Patria común. También está reflejando la Eurocopa la diversidad cultural de Europa en línea con la multiculturalidad que no pocos desean y promueven. Es llamativo el caso de Francia que motivada sin duda por la «Francofonía» de sus ex colonias africanas, en especial del West Sahel –Mali, Níger, Senegal, Gabón, Togo, Costa de Marfil– tiene a nueve de los once titulares de su selección nacional de ese origen.

No es un caso único, pues casi todas las selecciones reflejan en sus equipos también esa diversidad en proporciones también diversas. Como ejemplo basta mencionar a las otras tres semifinalistas, Inglaterra, Países Bajos, y por supuesto España, que tiene esa realidad reflejada en Nico Williams jr., y en Lamine Yamal, que pasado mañana cumple ¡17 años!, su estrella tras el juego desarrollado, culminado con el sensacional gol contra Francia y que ha captado la atención mundial. Pero no es ésta la única novedad positiva que aporta el Torneo para los aficionados españoles que –tras los casos Rubiales y Negreira– no estaba precisamente sobrado de una dosis de autoestima futbolística. Además de los jugadores, con una responsabilidad muy importante en el éxito obtenido y sin perjuicio del resultado de la final, lo tiene el seleccionador nacional Luis de la Fuente. La humanidad y talante expresado en sus declaraciones e imágenes recogidas durante los seis victoriosos encuentros, reflejan una personalidad humana que ha conseguido crear un grupo estrechamente unido entre sí, de jugadores muy jóvenes con otros veteranos, cual una familia. Es digno de ser reseñado que preguntado por ese éxito ha querido expresar con total naturalidad su fe católica, que le ayuda profundamente en su trabajo y le da sentido a su vida. En ese contexto, resulta llamativo a esos efectos, que una corresponsal de la cadena de la Iglesia, la COPE, (no la SER), le preguntara acerca de qué opinaba de que algunos jugadores se santiguaran al saltar al terreno de juego. Y le inquiriera sobre si él también era «supersticioso». Así que santiguarse antes de comenzar un partido, encomendándose a Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, es «superstición». Así estamos. Sobran comentarios y sigan santiguándose.