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Al portador

La todavía larga mili de Feijóo y su conejo transversal

El líder del PP ha ordenado la propia casa y se garantiza la tranquilidad interna. Su gran problema está en el calendario y no depende de él

Raymond Aron (1905-1983), al principio de «El opio de los intelectuales» se define como «keynesiano con alguna inclinación al liberalismo.» Es uno de los libros de cabecera de Aurora Nacarino, diputada del PP, llegada desde Ciudadanos. Es posible que se lo haya recomendado a Núñez Feijóo, que encontraría en sus páginas munición para reafirmarse en muchos asuntos. Siempre puede ser una lectura de verano, cuando se apaguen los ecos del Congreso del PP de este fin de semana. El líder de los populares ha tenido mala y buena suerte. El aspecto negativo es que Sánchez ha contraprogramado con un Comité Federal del PSOE. La parte positiva es que la iniciativa del presidente ha sido forzada por los problemas que le acosan, sobre todo tras la entrada de Santos Cerdán en prisión preventiva. Diga lo que diga la vice María Jesús Montero, que a veces repugna a la inteligencia, hasta hace menos de un mes era el número tres de los socialistas y eso no se puede cambiar, por mucho que ya no esté en el partido.

Feijóo convocó el Congreso para dar un nuevo impulso al PP y hacer algunos ajustes internos. El principal, la sustitución no traumática de Cuca Gamarra en la secretaría general por Miguel Tellado, con el objetivo de que ejerza el poder delegado en el ámbito interno, que lo haga sin contemplaciones y sin que nadie se mueva más de lo necesario. Algo así como lo que hizo –y con la misma contundencia– Álvarez Cascos para Aznar en su momento, antes de llegar a la Moncloa. Hay más cambios, algunos de mucha visibilidad, como el acceso a la portavocía popular en el Congreso de Esther Muñoz, pero el meollo de todo es que Tellado controle todos los resortes del partido.

El líder del PP ha ordenado la propia casa y se garantiza la tranquilidad interna. Su gran problema está en el calendario y no depende de él. Si Sánchez cumple su palabra –y nadie lo puede asegurar– quedarían dos años hasta las elecciones, un periodo que se le puede hacer eterno al candidato popular, con el desgaste que supone esa espera. Una mili muy larga. El tiempo puede ir contra Sánchez, pero tampoco beneficia a Feijóo. Será muy difícil que mantenga la tensión durante un plazo tan largo y eso puede aprovecharlo el inquilino de la Moncloa. Mientras tanto, para atraer clientela, Feijóo saca de la chistera el conejo de una oferta transversal, ni de izquierdas, ni de derechas. Quizá sea lo mas parecido al «keynesianismo con alguna –no mucha– inclinación liberal» que abrazaba Raymond Aron.