Japón

La UE ante las catástrofes

Vivimos en un mundo cada vez más frágil, en el que aumenta la frecuencia de catástrofes naturales o de origen humano. Recordemos las recientes catástrofes, el seísmo y tsunami de Japón, el terremoto de Haití, el huracán «Katrina» y, más cerca de nosotros, las inundaciones e incendios forestales que asolan Europa con alarmante regularidad. Las catástrofes a esta escala sobrepasan la capacidad de respuesta de las autoridades nacionales. Se precisa asistencia internacional, pero, para que esta ayuda sea efectiva, se requiere planificar de manera profesional, y coordinar cuidadosamente, su prestación.

A lo largo de la última década Europa ha establecido un mecanismo de protección civil mediante el que 32 países europeos pueden responder colectivamente siempre que se produce una megacatástrofe. El mecanismo ha funcionado bien, habiéndose activado, hasta la fecha, en 150 ocasiones. Sin embargo, ante la frecuencia y gravedad cada vez mayores de las catástrofes, es necesario modernizar los instrumentos a nuestra disposición. Debemos dotarnos de la capacidad de gestionar hasta tres crisis –en diferentes husos horarios– al mismo tiempo.

El Centro Europeo de Reacción Urgente, que inauguramos hoy, 15 de mayo, aproximará los servicios de respuesta de emergencia de Europa, ayudándolos a trabajar en armonía con el objetivo común de salvar y proteger vidas. El Centro Europeo de Reacción Urgente mejorará, en momentos de gran peligro real, la respuesta de los Estados miembros de la Unión Europea en tiempo real.

La alarma de la protección civil comienza a sonar en el momento en que se produce una catástrofe y hay vidas en peligro. Cada minuto ganado significa vidas salvadas. Es bien conocido que, en una gran catástrofe, las primeras 48 horas determinan el éxito o el fracaso de la respuesta. Es aquí donde interviene el Centro Europeo de Reacción Urgente, garantizando que se aplican los recursos adecuados en el momento justo.

El Centro Europeo de Reacción Urgente desempeña múltiples funciones, como recogida y análisis de información sobre catástrofes, control de riesgos y preparación de planes de despliegue de equipos de expertos con su equipamiento. El Centro, asimismo, aproxima a los Estados miembros para que pongan en común sus conocimientos, experiencia y recursos, aportando un marco global en momentos de gran peligro, en los que los detalles sobre el terreno pueden ser confusos.

En nuestro mundo globalmente interconectado, debemos, sin embargo, ir más lejos y más rápido. El Centro Europeo de Reacción Urgente tiene la capacidad de gestionar eficazmente emergencias en diferentes husos horarios simultáneamente las veinticuatro horas del día.

Tomemos el ejemplo, por ejemplo, del gran terremoto del este de Japón de marzo de 2011, cuando un seísmo de magnitud 9 en la escala de Richter originó un tsunami y una atleta nuclear, con decenas de miles de fallecidos y cientos de miles de millones de costes. La situación de emergencia demostró que incluso una país muy desarrollado puede verse superado por una catástrofe y que Europa, que envió 400 toneladas de asistencia y muchos equipos especializados de protección civil, si bien vio claramente su papel en el esfuerzo de socorro, como expresión de sus valores esenciales, sin embargo, desea tener la capacidad de responder aún más rápidamente y mejor.

Y aquí en Europa, por ejemplo, los incendios forestales son una amenaza estival perenne. Cuando la capacidad de un país para hacer frente a las exigencias de la lucha contra el fuego en múltiples frentes corre el peligro de verse superada, sus vecinos muestran solidaridad enviando ayuda. El papel del Centro Europeo de Reacción Urgente es crucial para que esto ocurra. Todas las experiencias sobre el terreno muestran los beneficios de una respuesta coordinada. Queremos que cada céntimo gastado en socorro de catástrofes cumpla su objetivo. Con el lanzamiento del Centro Europeo de Reacción Urgente estamos dando un importante paso adelante para lograr este objetivo.