Letras líquidas

Trump y el «tecnomundo» feliz

Hoy, los líderes de la «tecnocracia» se presentan en sociedad en la ceremonia presidencial. Silicon Valley en el Capitolio. Conviene no perderse el «who is who» de los asistentes, aunque, en realidad, la «tecnofiesta» de Trump empieza ahora. Y a esa, ya lo verán, estamos todos invitados

No sabemos qué le habría parecido a Martin Luther King la coincidencia del día en que se conmemora su legado de lucha por los derechos civiles con la toma de posesión del 47 presidente de los Estados Unidos. Tampoco podemos saber si los rescoldos de su «I have a dream» coinciden en algo con los parámetros y postulados de la «era Trump», la que oficialmente empieza (o se retoma, según se mire) ahora, pero el calendario, juguetón, tiene esos caprichos y hoy, 20 de enero de 2025, el mundo mira a Washington, a la ceremonia oficial que constata un cambio de tendencia, una ola conservadora que recorre el mundo. Pero no solo eso. Al margen de los análisis que ratifican el movimiento ideológico, el juego del péndulo del pensamiento que nunca se estanca, la vuelta a la Casa Blanca del magnate de característico peinado supone mucho más que la mera fluctuación dogmática: augura otro orden mundial.

Ya sabemos que el voto de 78 millones de estadounidenses, apostando por MAGA, aspira a devolver la grandeza al país y eso, inevitablemente, pasa por la política exterior. Por tomar el mando y el control de los tiempos. O, al menos, intentarlo. Ya lo estamos comprobando en los días previos a la mudanza de la residencia presidencial. Dinamarca, Canadá, México o Panamá, por ejemplo, pueden confirmarlo. Todos ellos han recibido las primeras veleidades expansionistas, aunque sean flechas territoriales que, más tarde, queden reducidas a dardos. Es posible que solo sean exageraciones que después se encaucen hacia la política real, pero la guía, eso sí, le corresponde al comandante en jefe. Y esta potestad formaba parte del guion ortodoxo, el comportamiento habitual, la capacidad presidencial de determinar o mover la geopolítica, pero la época que se estrena añade un factor que revoluciona los ritmos conocidos y nos instala, ya sí, del todo, en el siglo XXI.

El mundo es otro, no sabemos si feliz a lo Huxley o no, pero el futuro, ese que de la ciencia ficción y la fantasía decoraban con coches voladores y androides paseándose por nuestros hogares, presenta ya su metamorfosis de forma más vaporosa: camuflado entre las teclas y las pantallas de móviles, tabletas y portátiles y con unos riesgos para la democracia que socavan dogmas inapelables desde 1945. Hoy, los líderes de la «tecnocracia» se presentan en sociedad en la ceremonia presidencial. Silicon Valley en el Capitolio. Conviene no perderse el «who is who» de los asistentes, aunque, en realidad, la «tecnofiesta» de Trump empieza ahora. Y a esa, ya lo verán, estamos todos invitados.