A pesar del...
Trump y Warren
El populismo es siempre divisivo, siempre busca enfrentar bloques incompatibles entre sí
La desbordante demagogia de Warren Sánchez contra el mercado y las empresas privadas, hipertrofiada a raíz del apagón, invita a comparar el populismo y la reacción que suscita en ambas orillas del Atlántico.
Pam Bondi, la fiscal general de los Estados Unidos, le dijo a Trump: «Señor presidente, sus primeros cien días han superado los de cualquier otro presidente de este país. Nunca se ha visto nada igual. Muchas gracias». Iñaki Ellacuría anotó en X que le daba vergüenza ajena. A propósito de peloteos y demagogias presidenciales, el experto en tecnología, Daniel Calvo, comparó a Donald Trump con Warren Sánchez, y concluyó que resultaba curioso que hubiera «personas tan distantes en sus pensamientos y tan cercanas en sus acciones y comportamientos públicos».
La demagogia, empero, no tiene color político. Quienes sí lo tienen son los que reaccionan contra la demagogia según sus proclividades ideológicas. Véase esta joya de Claudi Pérez en El País: «Los aranceles, con esa extraña mezcla de neoliberalismo y proteccionismo, son la narrativa económica más eficiente para convencer a su gente de que el presidente les va a defender, según el capítulo económico del manual del buen populista anarcoliberal».
Los aranceles no son liberales, salvo que, al ser muy bajos, su objetivo resulte exclusiva y mínimamente recaudatorio. Menos aún, por supuesto, son anarcoliberales. Pero lo interesante del texto de El País es lo del populismo, que detecta con destreza, pero también con una notable y reveladora insuficiencia.
El populismo es siempre divisivo, siempre busca enfrentar bloques incompatibles entre sí. El proteccionismo comercial, por tanto, es populista porque se basa en oponer lo nacional (bueno) frente a lo extranjero (malo). Acertó Claudi Pérez al calificar de populista a Trump. Lo increíble es que no aplicara el mismo razonamiento a Warren Sánchez, que, hablando de enfrentamientos, invitó a erigir un muro, nada menos, contra la derecha. Y cultiva un discurso de polarización contra los ricos o las empresas privadas.
La fragmentación populista de Warren Sánchez, por supuesto, puede afectar a todas las opciones políticas –véase: «Liberales ante Trump y Milei», aquí: https://bit.ly/4k5Z7md. Los nacionalistas pueden albergar ingredientes liberales, y los liberales pueden ser tan sectarios como los socialistas. Pero una cosa es detectar matices, señalar diferencias, o denunciar contradicciones, y otra cosa es ignorar olímpicamente al paquidermo en la habitación.