Cuartel emocional
A veces sí, a veces no
Francamente no hay nada más devaluado en el mundo que la clase política
Estuvo bien Tellado cuando dijo que cuando más nos gusta Sánchez es cuando rectifica, lo que pasa es que el tipo es muy radical e indeciso: de pronto asegura que en España hacen falta 250.000 inmigrantes anuales –con lo cual se produce un efecto llamada imparable-, y a las dos horas cambia y dice que lo que hay que hacer es deportar sin ningún miramiento. Hombre, digamos que hay un término medio y que ni lo uno ni lo otro. Esta actitud es producto de los nervios, de la situación de estrés en que lo tiene Ábalos y su advertencia de que no pongan a prueba su lealtad, que a partir de ahora votará e conciencia en el Congreso, cosa que a todos se les supone pero ya se sabe que no es así, y de que puede tirar de la manta cuando menos se lo esperen, con lo cual los pañales andan un poco mojados. Pero es igual, no pasará nada porque todos conocemos la baraka de la que goza, y que piensa adelantar el congreso del partido para garantizar su liderazgo en plena polémica interna sobre el cupo catalán, con algún que otro barón alborotado y en desacuerdo. Ya veremos cómo se le ponen las cosas, porque torres más altas han caído.
La que también cambia sin parar es Kamala Harris, y donde dice digo, dice después Diego, pero ella defiende sus cambios de opinión porque garantiza que sus valores prevalecen siempre. Francamente no hay nada más devaluado en el mundo que la clase política, fijémonos sin ir más lejos en los que ocupan sus sillones en la Unión Europea, que acuerdan no reconocer la victoria de Maduro pero tampoco avalan al líder de la oposición. Señores, al vado a la puente pero no nos mantengan en esta pura perplejidad, que la paciencia tiene un límite y estamos ya un poco exhaustos de tanta dubitación a primeros de septiembre, que comienza un nuevo curso –escolar y laboral-, y hay que afrontarlo con un poco de optimismo y minimizar las angustias, que ya bastante tenemos todos con lo nuestro, con lo de cada cual.
Lo que no deja de ser cierto es que en España damos palos de ciego con la política migratoria y no sabemos para dónde tirar. Sí lo tienen claro en otros países. Véase la Italia de Meloni que ha conseguido reducir las llegadas en un 65%; o la Alemania de Scholz, que combate con eficacia la inmigración mientras Kamala, la indecisa, asegura que reforzará la frontera, algo que tiene claro cara a su campaña electoral. Pero en nuestro país andamos muy atentos a Ábalos cuando dice “ojito, ojito, vamos a llevarnos bien que sin mi voto, las cosas se os complican”, sin olvidar lo de Begoñez a quien Ayuso va a abrir una investigación, para averiguar si hubo anomalías o trato de favor con su máster en la Complutense, y ya sabemos que con ella no valen las tonterías ni las medias tintas. Algo sacará a relucir con toda esta movida, ya lo vamos a ver.
CODA. Como siempre, es la Princesa Leonor la que nos trae la imagen bonita de la semana. En esta ocasión, ingresando en la Escuela Naval de Marín donde asumirá que los valores a tener en cuenta en esta vida son el honor, el valor, la disciplina y la lealtad, principios de los que carecemos. Las evidencias así nos lo demuestran.
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