Ventanilla única
Viva la clase media, aunque quede poca y pobre
No puedes hablar de cohete económico cuando tu sociedad no puede comer, dormir y vivir con decencia. Eso es jugar con trampas y las cartas marcadas
El que el Gobierno haya olvidado, denigrado, obviado, relegado, arrinconado, desatendido y ahogado a impuestos a las clases medias –cada vez menos medias y más vulnerables– puede salirle muy caro a Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, que decidieron el día que firmaron su pacto de Gobierno que su prioridad iban a ser las clases más desfavorecidas, los inmigrantes y los pensionistas, pero no porque estuvieran ansiosos por mejorar sus vidas como objetivo vital, sino porque su peso electoral les daba ventaja en las urnas para asegurarse el triunfo junto a los votos de los fieles que siguen a su paladín monclovita pase lo que pase. Y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, cuya base en los comicios ha sido siempre la clase media, se ha dado cuenta –ya era hora– de que el acoso que han recibido millones de españoles que hasta hace unos años podían permitirse el lujo de comer de forma habitual carne y pescado, escaparse algún fin de semana, darse algún capricho, quedar con amigos para cenar o permitirse unas vacaciones sin tirar de ahorros los ha convertido en presos de sus necesidades primarias. A ellos se ha dirigido este fin de semana el líder del PP, que quiere volver a reconquistar a las clases medias, a las que considera –con toda la razón– las «grandes olvidadas» del Gobierno. Para ello, presentará más pronto que tarde un abanico de propuestas en vivienda, inmigración, conciliación, impuestos o autónomos para convencerles de que el PP busca soluciones a sus problemas y las encuentra. Además, quiere distanciarse de Vox y evidenciar que el PP es un «partido de Gobierno y de Estado», a diferencia de la derecha de la derecha, que carece de experiencia en la gestión, como han demostrado cuando han tenido la oportunidad de hacerlo en los gobiernos autonómicos de coalición con los populares, de los que se han retirado. Y uno de los puntos de batalla será la fiscalidad. Y las cifras les avalan. Desde que Sánchez llegó a la Moncloa, la cesta de la compra ha subido más de un 38%, cada español paga 3.500 euros más en impuestos y las cotizaciones sociales han subido exponencialmente con las excusa de una mayor protección social que ni se nota ni se ve. Es evidente, como dicen desde el PP, que la sociedad española es «más pobre y vive peor», el 90% de los ciudadanos es incapaz de acceder a una vivienda y los alquileres superan ya a algunas de las grandes capitales europeas, pero con los sueldos de aquí. No puedes hablar de cohete económico cuando tu sociedad no puede comer, dormir y vivir con decencia. Eso es jugar con trampas y las cartas marcadas.