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Voto útil, voto vergonzante y también otros votos
Están convencidos de que hay muchos votantes históricos y menos históricos del PSOE que no se atreven o no quieren manifestar sus intenciones, pero que el día de la verdad elegirán la papeleta socialista
Nuccio Ordine (1958-2023), el recién fallecido premio Princesa de Asturias, explica en su celebrado manifiesto «La utilidad de lo inútil» que considera «útil todo aquello que nos ayuda a hacernos mejores». También recuerda que Montaigne (1533-1592), a pesar de su pesimismo, defendía que «nada es inútil, ni siquiera la inutilidad misma». Pedro Sánchez asegura, porque es su obligación como candidato, que dejará de ser presidente del Gobierno, pero no después 23 de julio. El inquilino de la Moncloa, tras imponer sus candidatos en las listas vía dedazo, habla del famoso voto útil como penúltima opción en una contienda que todavía no ha perdido y que Núñez Feijóo aún no ha ganado. El líder del PP sale ganador en las encuestas –que no son votos–, pero como cuenta Iván Redondo, el ex-protoasesor, Sánchez puede volver a gobernar y sí, es posible. También dice que Yolanda Díaz podría ser presidenta pero eso, aunque no hay nada imposible, parece más inimaginable, al menos tras los próximos comicios, con el guirigay que encabeza, que no es lo mismo que liderar.
La auténtica esperanza de los socialistas y del propio Sánchez, sin embargo, no es tanto el voto útil –que es válido para la izquierda y para la derecha–, sino el voto vergonzante al PSOE que encabeza un presidente con bastante rechazo en la calle. Lo prueba el que, con la excusa del calor, los mítines de Sánchez no serán en grandes espacios abiertos sino en recintos cerrados, en donde se controle la asistencia para evitar algún abucheo. Hubo un tiempo en el que el voto vergonzante era para el PP. Muchos electores no se atrevían a decir que votarían a los populares, pero eso es lo que luego hacían ante la urna. Ahora las tornas han cambiado, según creen haber detectado los estrategas de la Moncloa y de Ferraz, aunque en los últimos tiempos no han estado muy acertados. Están convencidos de que hay muchos votantes históricos y menos históricos del PSOE que no se atreven o no quieren manifestar sus intenciones, pero que el día de la verdad elegirán la papeleta socialista. Tezanos lo habría detectado y habría fallado en municipales y autonómicas por incomparecencia, pero ahora sería diferente. Jordi Sevilla, que fue ministro con Zapatero, lo ha explicado y vale para casi todos los partidos: «ya no se le pide al ciudadano que piense antes de votar, sino que vaya a votar, con las tripas, a los suyos, para impedir que ganen los otros». Son los otros votos. Lo que no está claro es que esas utilidades ayuden a hacernos mejores como soñaba Ordine.
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