⁠El pueblo más fresco del País Vasco para escapar del calor este fin de semana

Con 11 comunidades autónomas bajo aviso por temperaturas extremas y termómetros superando los 40 °C en algunos puntos del país, muchos españoles buscan con urgencia un refugio más amable para el fin de semana. Si estás en el norte o planeas una escapada para huir del bochorno, hay un lugar en el País Vasco que lo tiene todo: Elanchove, el pueblo más fresco y singular de la costa vizcaína.

Ubicado en la ladera abrupta del monte Ogoño y con vistas abiertas al mar Cantábrico, Elanchove no sólo es un destino con identidad propia, sino también uno de los municipios con temperaturas más suaves del País Vasco incluso en pleno verano. Mientras en el interior los valores pueden rozar los 35 °C, en esta localidad pesquera los termómetros rara vez superan los 24 o 25 °C, gracias a la brisa marina y su particular orientación norte.

El mejor pueblo para pasar el calor en el País Vasco

A medio camino entre Lekeitio y Bermeo, Elanchove parece suspendido sobre el mar. Las casas se agrupan en calles empinadas que bajan desde la parte alta del monte hasta el puerto, en un trazado tan pintoresco como auténtico. Pasear por su casco urbano es como retroceder en el tiempo: fachadas de colores, balcones floridos y el murmullo constante de las olas acompañan al visitante en cada paso.

Este singular enclave se desarrolló como puerto pesquero en el siglo XVIII, y aunque hoy su actividad comercial ha disminuido, el espíritu marinero sigue vivo en cada rincón. No faltan los bares y restaurantes donde disfrutar de un buen marmitako, chipirones en su tinta o bacalao al pil-pil, mientras se contempla el vaivén de los barcos en el pequeño muelle.

Elanchove se encuentra en la reserva de la biosfera de Urdaibai, declarada por la UNESCO, lo que lo convierte en un punto de partida privilegiado para los amantes de la naturaleza. Muy cerca se encuentra la playa de Laga, una de las más salvajes y fotogénicas del País Vasco, ideal para surfistas o simplemente para relajarse lejos del bullicio de las zonas más turísticas.

Otra opción imprescindible es ascender al monte Ogoño, una ruta sencilla pero espectacular que ofrece vistas panorámicas sobre el Golfo de Bizkaia y los acantilados de la costa. Desde la cima, en días despejados, se puede distinguir incluso la silueta de otras localidades como Mundaka o Gernika. Además, el clima fresco hace que caminar por estas rutas sea mucho más agradable que en otras zonas donde el calor aprieta.

Frente a otros pueblos costeros más conocidos como Zarautz, Getaria o San Juan de Gaztelugatxe, Elanchove se mantiene relativamente alejado del turismo masivo, lo que garantiza una experiencia más pausada, íntima y auténtica. Su reducido tamaño y el trazado de sus calles hacen que se explore fácilmente a pie, sin prisas, disfrutando de cada rincón y cada detalle.

Además, su puerto acoge cada verano una piscina natural de agua salada, perfecta para darse un chapuzón sin alejarse del centro del pueblo, ideal para familias o para quienes quieren un baño seguro sin preocuparse por el oleaje del Cantábrico.

Cómo llegar a este pueblo

Elanchove se encuentra a poco más de una hora de Bilbao en coche, y también es accesible en transporte público desde Gernika a través de una línea de autobús. Si bien el acceso por carretera incluye curvas cerradas (que se agradecen con temperaturas suaves y ventanas abiertas), el trayecto en sí mismo ya es parte del encanto: paisajes verdes, caseríos desperdigados y vistas al mar en cada curva.

Para quienes buscan aire fresco, mar, tranquilidad y una escapada diferente este fin de semana, Elanchove se presenta como un oasis en medio del calor. Con su ambiente marinero, su entorno natural privilegiado y su clima envidiable, es el lugar ideal para desconectar… y, sobre todo, para no derretirse.