Congreso Nacional del PP
Los dos nuevos generales de Feijóo: el único puente con Vox
El secretario general y la portavoz en el Congreso de los Diputados son los dos únicos dirigentes de la cúpula que mantienen interlocución con el partido verde
El ascenso a los altares de Miguel Tellado y Ester Muñoz en la dirección del Partido Popular puede tener una consecuencia directa en la relación Vox, maltrecha desde hace un tiempo. Sobre todo, en el último año, cuando las posturas no han hecho sino alejarse, hasta el punto de que ambas formaciones parecen hoy rivales más que aliadas. Pero la realidad es tozuda: en un ramillete de territorios el PP necesita a Vox y, según pronostica hoy el promedio de sondeos, así sucedería para una hipotética llegada a la Moncloa. Es decir, que PP y Vox están obligados a entenderse para poder desalojar a Pedro Sánchez del poder.
En 2023, antes de las generales del 23-J, fue el entonces vicesecretario de Organización quien llevó las riendas de las negociaciones con Vox para la conformación de los gobiernos autonómicos. Alberto Núñez Feijóo le encomendó esa labor primero a Elías Bendodo pero, poco tiempo después, lo relevó por Tellado. Desde entonces, el todavía portavoz en el Congreso de los Diputados ha sido el único puente entre el PP y Vox, el encargado de llevar la interlocución con el equipo de Abascal tanto para las cuestiones parlamentarias como para los acuerdos presupuestarios en los territorios.
En una legislatura particularmente anómala, en la que se da la paradoja de que hay una mayoría conservadora con los grupos de Junts y PNV que, sin embargo, apoyan al Gobierno por otros intereses, el PP ha decidido jugar sus cartas con astucia para romper de forma reiterada el bloque de Sánchez en votaciones importantes. También para anotarse victorias políticas con leyes de su propia cosecha. Una partida para la que el concurso de Vox ha sido y seguirá siendo imprescindible.
En ese aspecto, resulta clave la amistad que desde hace años tiene Ester Muñoz, la nueva portavoz parlamentaria, con Santiago Abascal. Recientemente, el PP decidió situarla junto a Tellado en el equipo negociador con Vox. Ahora, los dos generales podrían estrechar los lazos de dos partidos que, quieran o no quieran, están condenados a entenderse.
Hace unos días, Alberto Núñez Feijóo y Abascal se reunieron en un despacho del Congreso para comentar la situación política en nuestro país, marcada por la retahíla interminable de escándalos de corrupción en aguas del Gobierno y el PSOE. Del encuentro apenas trascendieron detalles, ni siquiera si había servido para algo. A tenor de los mensajes que fue lanzando Vox en los días posteriores todo parece indicar que nada cambió. El PP se limitó a informar de un clima de "cordialidad" con las "diferencias" habituales.
Para la nueva etapa que ahora se inicia con el congreso nacional de este fin de semana, uno de los retos que tendrá que afrontar el PP será su trato con Vox. Un elefante en la habitación al que nunca han querido meter mano. Entre los distintos sectores hay división de opiniones. Unos abogan por establecer un cordón sanitario para no espantar el voto por el centro, otros apuestan por naturalizar la alianza, como ha hecho Sánchez con partidos que, estos sí, tienen un historial político perverso. Caso de Bildu, que en las últimas municipales y autonómicas llevó en sus listas a etarras condenados por delitos de sangre. O Junts y ERC, que fueron protagonistas de un referéndum ilegal de independencia en Cataluña.
Al margen del debate, lo que está claro es que el PP, mientras no logre una mayoría absoluta, necesita, al menos, una "entente cordiale" con Vox. Un acuerdo de mínimos para evitar agresiones cruzadas que confundan al electorado. El problema radica en que los dos partidos compiten por una misma base social en la órbita de la derecha. Y Abascal no está dispuesto a ceder un milímetro a Feijóo. Y viceversa.