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Cristianismo

Revolucionar el catolicismo desde la fe de la juventud

El pasado fin de semana, 1.500 jóvenes del movimiento Hakuna compartieron con el Papa una «Hora Santa» en la basílica de San Pedro.

Los jóvenes procedían de más de 20 ciudades españolas
Los jóvenes procedían de más de 20 ciudades españolaslarazon

El pasado fin de semana, 1.500 jóvenes del movimiento Hakuna compartieron con el Papa una «Hora Santa» en la basílica de San Pedro.

«Los jóvenes no son parte de la Iglesia». «Los jóvenes no participan en la Iglesia». «Los jóvenes no tienen interés por la Iglesia». Estas tres ideas, durante mucho tiempo, han tapado la verdadera relación que existe entre dos grupos recientemente distanciados. Así quedó demostrado este fin de semana, cuando más de 1.500 chavales españoles viajaron a Roma para compartir con el Papa Francisco una «Hora Santa». ¿El motivo? El encuentro nacional de los Grupos Hakuna, un movimiento de la Iglesia que ha nacido para unir a los están llamados a compartir la palabra de Dios en el futuro. ¿Su objetivo? Revolucionar el catolicismo.

Nada más llegar al recinto, las 150 voces que conforman el grupo de música entonaron «Tu misericordia», un estremecedor tema compuesto por ellos mismos. «Estoy contento de dirigirles unas palabas a ustedes que forman esta gran familia eucarística que es Hakuna», dijo Francisco a modo de recibimiento.

Los jóvenes, sentados en torno al altar hasta por el suelo, escucharon asombrados: «En primer lugar, os quiero pedir perdón por los escándalos que ocurren dentro de nuestra Iglesia. No solo los escándalos de abusos, no solo eso: ¡tantos otros! Escándalos de mundanidad, de apego a valores que no son evangélicos, incoherencia de vida... Ustedes ven eso y dicen: “yo me hago ateo, parece más coherente”. Os pido perdón. Perdón por escandalizaros».

El discurso contenía tres puntos: inconformismo, alegría, compasión. Durante más de 15 minutos, el Santo Padre los desarrolló marcando líneas por las que seguir creciendo: «No sean mediocres: busquen lo grande, ambicionen lo bello, la felicidad es posible, hagan lío dentro y fuera de la iglesia», «no me gusta ver en las iglesias a personas con caras tristes o esperando que se acabe la misa», «ayuden a convertir las ceremonias en lo que realmente son: una fiesta», «busquen un acompañamientos espiritual, que no necesariamente debe ejercerlo un sacerdote; busquen personas que puedan ayudarles, acompáñense entre ustedes». Terminó solicitando oraciones por el Sínodo y con una petición musitada y entrañable: «¡Pidan por mí, para que sea menos infiel a Cristo!». En señal de agradecimiento, los jóvenes regalaron al Santo Padre un libro con imágenes de sus compartiriados con los más necesitados y expresaron su compromiso de continuar ayudando al prójimo en dificultades, especialmente a los inmigrantes y refugiados.

¿Qué es Hakuna? Ellos mismos respondieron en el Congreso que tuvo lugar el sábado en el Teatro Italia: «Somos personas que hemos descubierto el amor desesperado de Cristo por nosotros y el profundo deseo de Dios por hacer nuevas todas las cosas, por resucitar el mundo. Compartimos un estilo de vida que consiste en vivir con alegre cara de resucitados. Por eso, disfrutamos de todo porque todo es bueno, o mejor, Dios está deseando resucitarlo todo. Así aprendemos a vivir alegremente arrodillados ante el prójimo, ante la vida y ante el mundo». Fue aprobado como Asociación de fieles el pasado noviembre.

El Congreso lo abrió el Padre Sinodal Michel Czerny, uno de los responsables del dicasterio de Migración. Le siguieron una intervención de Enzo Bianchi, también Padre sinodal, fundador de los Monasterios de Bose, y de José Pedro Manglano, iniciador del Movimiento. Tras unos testimonios de jóvenes convertidos a la fe, finalizó con el pre estreno del musical «Godspell», representado y actualizado por jóvenes de Hakuna de Barcelona, que comenzará su gira próximamente.