Mesa redonda
La diabetes tipo 2 es una enfermedad crónica que se da cuando el cuerpo no puede producir suficiente insulina o utilizarla eficazmente. Cada vez afecta a más personas y, antes de la llegada del nuevo coronavirus, era considerada una auténtica pandemia silenciosa, puesto que ni duele ni da síntomas, tal es su magnitud.
Para hablar sobre diabetes tipo 2 A TU SALUD organizó una mesa redonda virtual, en colaboración con Novo Nordisk, en la que participaron importantes expertos en el tema, como Juan Carlos Obaya, médico de Atención Primaria y coordinador del Grupo de Enfermedades Cardiovasculares de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (SemFYC); María Ángeles Álvarez, enfermera y coordinadora nacional de enfermería senior de la Fundación RedGDPS; y Javier Escalada, director del Departamento de Endocrinología y Nutrición de la Clínica Universidad de Navarra y presidente de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN).
Porque aunque se habla mucho de la diabetes aún hay muchas cuestiones que la gente no conoce, como cuáles son las complicaciones asociadas o la forma de controlarla. «Si no se controla puede tener complicaciones de dos tipos aparte de en la calidad de vida del paciente: microvasculares (con la aparición de enfermedades como la retinopatía o el pie diabético) y macrovasculares, como infarto o ictus, que empeoran tanto el pronóstico como la supervivencia de la persona», explica Juan Carlos Obaya.
«El problema de la diabetes es que ni duele si se nota, por eso hay que trabajar con la prediabetes. El momento del diagnóstico hay que explicárselo muy bien al paciente y eso determinará cómo afronte la enfermedad», asegura María Ángeles Álvarez.
Una alimentación saludable, ejercicio físico y control terapéutico con aquellos fármacos prescritos por el médico son las claves para frenar la progresión natural de la enfermedad, como apunta Obaya: «Hay tres aspectos fundamentales y necesarios: una dieta adecuada evitando la obesidad; práctica de ejercicio y pérdida de peso y el tratamiento farmacológico adecuado. Sobre todo el control de la glucemia, pero también otros factores de riesgo como el colesterol, la dislipemia, la hipertensión arterial y el abandono del tabaco».
Un factor de peso
Javier Escalada, por su parte, puntualiza que para evitar la progresión es fundamental la pérdida de peso. Sobre todo disminuir la grasa visceral. «El estudio Direct ha demostrado que una alimentación controlada consigue revertir la diabetes. Los nuevos fármacos que están llegando hacen perder un peso tal que consigue revertirla también», explica. «No tienen que ser grandes pérdidas de peso. Con un 5% o un 10% ya se consigue un beneficio metabólico. Además se ha visto que es una remisión mantenida: el 30% seguía sin necesitar tratamiento médico después de perder peso», añade Obaya.
El problema, como señala el presidente de la SEEN, es que «los tratamientos para la obesidad no están financiados. Sólo en el caso de pacientes con obesidad y diabetes, pese a lograr grandes beneficios frente a la obesidad que consiguen revertir la diabetes, por lo que al final evitan un coste al sistema sanitario», asegura.
Lo que está también claro es que cuanto antes se trate, mejor. Pero, ¿cómo se aborda esta enfermedad compleja y multifactorial? Como explica María Ángeles Álvarez, «no es un sprint, sino una maratón. Y tenemos que adaptarnos a los pacientes. Empezar por la alimentación y el estilo de vida, enseñarles la técnica de la inyección y decirles que cuando haya una situación de alerta se pongan en contacto con nosotros».
Empeoramiento pandémico
Ahora, además, y como consecuencia de la pandemia del nuevo coronavirus «es más difícil aún hacer seguimiento a los pacientes, la dieta se ha relajado por la situación que vivimos y el sedentarismo», añade Obaya. «Es cierto que hay un empeoramiento generalizado, pero si el desánimo es general es normal que también afecte a las personas diabéticas como al resto de los ciudadanos», coincide coordinadora nacional de enfermería senior de la Fundación RedGDPS.
En cualquier caso, lo fundamental para Obaya es «preguntarle al paciente qué está dispuesto a hacer. Normalmente hay una baja persistencia en el estilo de vida, y es necesario que exista una coordinación entre Atención Primaria y especializada con mensajes unilaterales, ya que el 99% del tiempo el paciente está solo y debe saber cómo actuar. Hay que educarle. Ahora existe también la figura del paciente experto que es una herramienta a la que se puede recurrir y que se ha visto que es útil». «Es un proceso difícil, de ahí que haya tanto fracaso en las medidas iniciales y por eso hay que recurrir a los medicamentos», añade Escalada.
Tras incidir en los hábitos de vida, y cuando así lo determina el médico, es el momento del tratamiento farmacológico. Pero, ¿cuándo se recurre a ellos? «El abordaje farmacéutico se da de manera simultánea al resto de medidas. Habitualmente se prescribe metformina, pero es un tratamiento combinado para lograr mejorar el control metabólico y evitar complicaciones», explica coordinador del Grupo de Enfermedades Cardiovasculares de la SemFYC.
«Dependiendo de la hemoglobina glicosilada y de su valor de inicio te puedes dar la oportunidad de empezar solo con medidas higiénico dietéticas. A veces se dan dos fármacos de entrada. A veces se insuliniza desde el principio y se quita después», cuenta Escalada. «En tres meses como máximo se ve si las medidas higiénico dietéticas dan resultado y se hace revisión». «Hay que ayudarles porque antes de aprender a andar primero se aprende a gatear, y después cuando ya sabes te caes, por eso hay que darles trucos», añade Álvarez.
Cambio de paradigma
En los últimos tiempos ha habido un cambio de paradigma en el abordaje terapéutico de la diabetes tipo 2 gracias a los avances en investigación. Así, «el objetivo con el que tratábamos a los pacientes es glucocéntrico pero ha habido un cambio en el que ahora el abordaje debe ser adipocéntrico. Tras la aparición de los agonistas e la GLP1 ha habido un cambio en las guías de tratamiento de manera que ahora lo primero que hacemos es ver si hay antecedentes de enfermedad renal o cardiovascular y, en ese caso, se plantea poner alguno de estos fármacos como la semaglutida, que consigue una pérdida de peso notable, o los agonistas duales, que están en investigación están obteniendo unos resultados espectaculares», señala Escalada.
«Hasta ahora los tratamientos eran diarios y de difícil administración pero ahora ya los hay semanales y muy fáciles de tomar. Los pacientes incluso la llaman ’'la insulina que adelgaza’' y te la piden. Pero falta que la incluyan en el Sistema Nacional de Salud. Otra ventaja es que no produce hipoglucemias, que es una de las complicaciones de la diabetes más frecuente. Es un fármaco seguro», María Ángeles Álvarez. «Los nuevos tratamientos ayudan a controlar el peso, la frecuencia cardiaca, mejora la insuficiencia cardiaca... –añade Obaya–. Gracias a ellos se puede tener la misma vida que antes del diagnóstico de la diabetes. O incluso que ésta sea mejor», concluye el experto.