Entrevista

“La capacidad antiinflamatoria de la dieta mediterránea ayuda frente a la psoriasis”

Entrevista a Álvaro González Cantero, dermatólogo del Hospital Ramón y Cajal y Grupo Pedro Jaén

Álvaro González Cantero, dermatólogo del Hospital Ramón y Cajal y Grupo Pedro Jaén
Álvaro González Cantero, dermatólogo del Hospital Ramón y Cajal y Grupo Pedro JaénArchivo

1. La psoriasis es una enfermedad inflamatoria crónica ¿esa alta proporción de frutas, verduras, cereales, pescado y aceite de oliva de la dieta mediterránea podría ayudar a reducir esa inflamación crónica?

Desde luego. De hecho, los cambios en los hábitos de vida y dietéticos que estamos observando en las sociedades occidentales en las últimas décadas, con un incremento en el consumo de comida procesada y baja en micronutrientes, podría estar detrás del aumento de las enfermedades alérgicas y autoinmunitarias que padece nuestra sociedad. La dieta mediterránea, en cambio, es una dieta que cuenta con una gran cantidad de nutrientes con propiedades antiinflamatorias, como los polifenoles u otras moléculas antioxidantes. Esto ha hecho que una mayor adherencia a esta dieta se haya relacionado con un mejor control de enfermedades con un marcado componente inflamatorio, como la psoriasis.

2. Esa capacidad de reducir esa inflamación crónica está directamente relacionada con que la dieta mediterránea es rica en vitaminas A, D, E, ácido fólico y ácidos grasos omega 4 ¿no?

Su capacidad antiinflamatoria parece estar relacionada con dos aspectos fundamentalmente: la gran cantidad de micronutrientes que posee, dentro de los cuales se encontrarían las vitaminas y los polifenoles, entre muchos otros, y la calidad de los macronutrientes que incluye. Dentro de los macronutrientes, incluimos a las proteínas, los hidratos de carbono y los lípidos o grasas, y son precisamente estos últimos uno de los elementos clave de la dieta. Entre ellos destacan, además del omega-3, los ácidos grasos monoinsaturados (MUFA por sus siglas en inglés), presentes sobre todo en el aceite de oliva virgen extra. Además de contribuir a reducir la inflamación, entre sus muchas acciones parece que reducen la resistencia a la insulina, alteración que encontramos en muchos pacientes con psoriasis y que se relaciona con el padecimiento de diabetes y enfermedad cardiovascular. Su consumo a largo plazo, especialmente del ácido oleico, también se ha relacionado con cifras de tensión arterial más bajas.

3. Y supongo que al reducirse la inflamación, también se reduce ese aspecto de mancha que provoca la enfermedad en la piel y las molestias que provoca ¿no?

Bueno, tenemos que tener en cuenta que la psoriasis es una enfermedad sobre la que actúan simultáneamente muchos factores (genéticos, fármacos, estrés, dieta, etc). Esto hace que requiera un abordaje en muchos casos multidisciplinar y que debamos recurrir a varias herramientas para su manejo. Existen estudios que han encontrado que aquellos pacientes con mayor adherencia a la dieta mediterránea presentan formas menos graves de la enfermedad. Por su parte, dietas enriquecidas con ácidos grasos omega-3 parecen mejorar la respuesta a fármacos de estos pacientes, aunque la evidencia científica es aún preliminar y son necesarios estudios con un mayor número de pacientes para poder afirmar con rotundidad todo lo mencionado.

Por otra parte, como hemos comentado previamente, son muchos los factores implicados en la psoriasis. Uno de los que están recibiendo más atención en los últimos años es el aumento del riesgo cardiovascular que vemos en estos pacientes. Un paciente con psoriasis tiene más riesgo de padecer un infarto agudo de miocardio que un paciente de su misma edad y sexo sin esa enfermedad. En el estudio PREDIMED, ensayo clínico realizado en nuestro país, se demostró que la dieta mediterránea suplementada con aceite de oliva o nueces reducía los eventos cardiovasculares (infartos de miocardio, ictus, etc.) entre pacientes con alta probabilidad de presentarlos. Hasta ahora, ninguna otra dieta ha logrado demostrar algo similar. Por tanto, sus beneficios en psoriasis podrían ir mucho más allá de mejorar el control de las lesiones y su recomendación en estos pacientes es más que razonable.

4. Y fundamentalmente, ¿a qué se deben esos efectos?, ¿a que con la dieta mediterránea se refuerza el sistema inmunitario?

Más que un refuerzo, se produce una regulación del sistema inmunitario. Aunque es un tema muy complejo, a grandes rasgos en la psoriasis se produce un “desajuste” de nuestros glóbulos blancos, produciéndose grandes cantidades de sustancias inflamatorias en la piel sin motivo aparente. Esto hace que la piel crezca y se enrojezca, formándose las características placas.

Por otra parte, este sistema inmune que provoca la enfermedad no permanece aislado, sino que es muy sensible a gran cantidad de factores ambientales, dentro de los cuales se encuentra la dieta. De esto modo, determinados alimentos, como las grasas saturadas, pueden incrementar la inflamación, perpetuarla, mientras que otros contribuyen a que este sistema inmune enfermo recobre su equilibrio, de modo que sólo actúe cuando exista un peligro real, como una infección. La dieta mediterránea es rica precisamente en esta última clase de nutrientes.

5. ¿Tal vez el hecho de que en esta dieta no quepan productos grasosos o azucarados es una de las características que la ayudan a contribuir a que la gravedad de la enfermedad no sea tanta y se alivien los síntomas?

Como ya adelanté previamente, la clave de los beneficios únicos de la dieta mediterránea está, más que en la cantidad, en la calidad de las grasas que aporta. Por el alto consumo de aceite de oliva y pescado y el bajo de carne roja, es una dieta rica en ácidos grasos monoinsaturados (los MUFA de los que hablamos antes) y omega-3, con poco aporte de grasas saturadas. Los pacientes con psoriasis que presentan un bajo consumo de MUFA tiene formas más graves de la enfermedad, y ya hablamos de cómo la suplementación con omega-3 parece mejorar la respuesta a los fármacos administrados en esta enfermedad. Como dato interesante relacionado con este concepto, en el estudio PREDIMED la dieta mediterránea enriquecida con aceite de oliva o nueces se comparó con una dieta baja en grasas, y a pesar de contar con un mayor contenido relativo de las mismas, logró disminuir los eventos cardiovasculares. Como en tantos otros aspectos de la vida, la calidad prima sobre la cantidad.

6. Hemos dicho que el hecho de que la dieta mediterránea refuerce el sistema inmunitario es fundamental de cara a la psoriasis, pero ¿también lo es que tiene efectos directos sobre el microbioma, sobre esos gérmenes saludables que viven en el intestino humano?

Este es un tema muy interesante y que está muy de moda dentro de la investigación científica. El conjunto de microorganismos que habitan en nuestro tracto gastrointestinal se encuentran interactuando continuamente con los glóbulos blancos de nuestro tubo digestivo, los cuales forman una parte muy importante de nuestro sistema inmunitario. Estos microorganismos tienen una gran capacidad para modularlo, y cambios en su composición se han relacionado con empeoramientos o mejoras de muchas enfermedades inflamatorias o autoinmunitarias. La psoriasis se encuentra dentro de ellas. Por otra parte, es cierto que la dieta mediterránea se asocia con una composición de la microbiota intestinal, por decirlo de alguna manera, “más favorable”, pero por el momento no existen estudios que relacionen de manera directa el cambio en el microbioma intestinal secundario a la dieta mediterránea con mejorías clínicas de la psoriasis. Aunque existen indicios que nos podrían hacer pensar en ello, necesitamos mucha más investigación para poder afirmarlo.

7. Incluso el estilo de vida que acompaña a la dieta mediterránea – el control de peso, el abandono del tabaco, el alcohol con mesura- ayudan también a paliar los efectos de la psoriasis ¿no?

Aquí has dado con un punto de clave. La dieta mediterránea no es sólo una manera de alimentarse, es más bien un estilo de vida. Como bien dices, la obesidad se ha asociado a nuevos brotes de psoriasis, a formas más severas de la enfermedad y a una peor respuesta al tratamiento, por lo que la pérdida de peso en estos pacientes resulta muy beneficiosa. No sólo mejora el control de la enfermedad, también mejora otras alteraciones que muchas veces van asociadas y que aumentan el riesgo de eventos cardiovasculares, como la diabetes o el síndrome metabólico. Con el tabaco sucede algo similar. Si debemos recomendar el abandono del hábito tabáquico en todos los fumadores, en psoriasis tenemos muchas más razones para hacerlo.

8. Pero tengo entendido que incluso aunque no se consiga equilibrar el peso, la dieta saludable proporciona un efecto beneficioso sobre la enfermedad ¿no?

Efectivamente, el potencial efecto beneficioso de la dieta sobre la gravedad de la enfermedad y su control iría más allá de la mera pérdida de peso, estando más relacionado con la mejoría del metabolismo y la reducción de la inflamación que se deriva de su seguimiento.