Tribuna

Visado de recetas y perspectiva profesional

Visado de recetas
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Aunque los objetivos del visado de las prescripciones hechas por los médicos deberían ser la seguridad en el uso de algunos medicamentos y garantizar el adecuado empleo de recursos, esto no siempre se cumple. Con cierta frecuencia los profesionales sienten que el proceso es una simple barrera burocrática para controlarles. Además, no resulta infrecuente que se vean obligados a explicar a los pacientes que los retrasos en el acceso a determinada medicación para enfermedades crónicas son debidos a causas que escapan a su control (como puede ser un lento y pesado proceso administrativo).

Por ello, la reingeniería del proceso de visado, con simplificación de algunos trámites gracias a las nuevas tecnologías, debería hacer posible cumplir con los requisitos, mejorar el cumplimiento de los objetivos de seguridad y el uso racional del medicamento, sin que ello supusiese dejar de cumplir las obligaciones legales oportunas.

Durante el pasado mes de marzo de 2020, es decir, al comienzo de la pandemia, y con el objetivo de asegurar la asistencia, se procedió a eliminar el visado en algunos casos por parte de la Dirección General de Inspección de la Comunidad de Madrid, lo que sigue vigente a día de hoy. También tomó una decisión similar el Ministerio de Sanidad en relación a los mutualistas que no reciben asistencia a través del sistema público.

Aunque la medición de las consecuencias de esa medida es compleja, el resultado no sugiere que se haya producido ni una disminución de la seguridad en la utilización de fármacos ni tampoco un aumento del gasto. Sin embargo, ha mejorado sin duda la calidad percibida por los pacientes, que se han manifestado totalmente a favor de la medida en distintos foros.

Hoy en día disponemos de recursos tecnológicos para ayudar a la toma de decisiones. Por ello, debe considerarse prioritario avanzar en la transformación digital del proceso de visado de recetas para que tanto los inspectores como los profesionales dediquen su tiempo a tareas verdaderamente productivas, que añadan valor a los pacientes, mejorando su experiencia y también los resultados que les importan.