Pandemia
Nadie cree ya a Sanidad: ni autonomías, ni profesionales
La credibilidad del Ministerio de Sanidad está en niveles mínimos, nunca antes vistos
La pésima gestión de la pandemia que realizó Salvador Illa y la escasa mejora aportada por su sucesora, Carolina Darias, han situado la credibilidad del Ministerio de Sanidad en niveles mínimos, nunca antes vistos. Este aserto no es fruto de inquinas personales ni de sesgos ideológicos. Se limita a trasladar una realidad existente en la calle y dominante en los principales colectivos profesionales, muy enfadados con el Gobierno por todo lo acaecido en estos meses.
Esa falta absoluta de credibilidad de la instancia oficial que más debería tenerla en una pandemia se traduce, por ejemplo, en el caso omiso que los ciudadanos están haciendo de los mensajes oficiales sobre la bondad del cruce de vacunas. Sanidad quiere a toda costa que la población que recibió la primera dosis de AstraZeneca complete su pauta con la de Pfizer, pero cerca de un 95% rechaza esta última en regiones como Madrid. Si el Ministerio pretendía echar un capote al laboratorio americano, le está haciendo un flaco favor.
Tampoco parecen creer mucho en Sanidad las autonomías, incluidas algunas gobernadas por partidos que apoyan al Gobierno en su andadura. Que ocho de ellas rechacen avalar una propuesta en el Interterritorial denota una falta de liderazgo que no se explica sólo por la rivalidad política, sino por los desatinos cometidos a los largo de meses y meses de pandemia.
A los médicos les sucede otro tanto. Por segunda vez desde que estalló la crisis, Sanidad ha conseguido poner a todas las organizaciones que les representan en su contra con un sistema telemático de adjudicación de plazas MIR tan opaco como poco fiable, a tenor de las pruebas de la mayoritaria Confederación Estatal de Sindicatos Médicos.
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