Opinión

Reino Unido incrementa sus impuestos para la financiación del NHS

El Reino Unido viene exhibiendo cifras de gasto sanitario muy eficientes en Europa
El Reino Unido viene exhibiendo cifras de gasto sanitario muy eficientes en EuropaTOBY MELVILLEREUTERS

El anuncio de Boris Johnson de subir los impuestos para aplicar su resultado a la Sanidad y al social de la tercera edad ha llamado la atención de los políticos y supongo que de los que se dedican a las políticas de las haciendas públicas.

Las razones son evidentes: la pérdida de calidad y el caos sanitario existente en el NHS y en el cuidado de la dependencia. El dinero pretende ir a mejorar las condiciones de trabajo de los empleados de la Sanidad. En realidad ya no se encuentran médicos ni enfermeros dispuestos a soportar el trabajo, en este marco de desastre organizativo y prestacional. En alguna noticia al respecto se subraya que el 90% de los enfermos que esperan intervención quirúrgica ha de estar 44 días en la lista de espera. La solución que me interesa subrayar es la creación de una especie de Fondo Finalista con el acopio de esta subida impositiva.

España remedó desde su creación en todo lo que era «estatalista» la financiación por medio de los impuestos, y la teórica Red de Centros sanitarios del NHS. Nunca interesó implantar algunas peculiaridades de su modelo de prestación, como algún detalle de gran importancia. Lo que en Inglaterra es la organización privada de su atención primaria, con sus GPs, en España se convirtió en una Red estructurada y funcionarial de los Centros de Salud, que han entrado en una crisis generalizada, que nadie quiere reconocer y menos afrontar.

El Reino Unido viene exhibiendo cifras de gasto sanitario muy eficientes en Europa y frente a USA, con resultados en la actualidad cercanos a los 2.800 euros por persona y año. Siempre se acusó al modelo de contención de la demanda, mediante la creación de la lista de espera, que empezó a no ser otra cosa que un «racionamiento del servicio». Este término, que no gusta a los políticos que se vanaglorian de nuestro sistema que supone en España una media de 1.600 euros y nuestra mayor lista de espera, demuestra que hay «racionamiento», cuando quienes pueden se van a otro sistema que «¡oh! milagro español» también es barato y que es el Seguro Sanitario, donde se empieza a crear su cola en los servicios.

Una buena iniciativa, aunque retrasada de Inglaterra, raquítica para sus grandes problemas de prestación, ya que pretende unirlos al «social care». Si los pusiéramos juntos en España, se requeriría bastante más dinero de lo previsto por el Reino Unido con su nuevo impuesto.

Los que seguimos el rastro del presupuesto que España dedica a la Sanidad y valoramos su insuficiencia crónica nos debemos alegrar mucho, no de este reconocimiento, sino del reconocimiento del «inicio de la bolsa de la Sanidad». Lo que supone un impuesto finalista que tenga solvencia para la seguridad del enfermo que hoy está lejos de estar garantizada.