Estudio
La inflamación evita que el dolor lumbar se vuelva crónico
Tomar antiinflamatorios eleva 1,76 veces el riesgo de perpetuarlo
Aunque la inflamación generalmente está relacionada con el dolor, un nuevo estudio, que involucra a 98 pacientes con dolor lumbar agudo, muestra que precisamente la inflamación puede evitar que este dolor agudo se convierta en crónico.
Así lo asegura un estudio, publicado en «Science Translational Medicine», que vincula el dolor de larga duración con el uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), y aborda una pregunta importante en la investigación de este problema y puede informar los esfuerzos futuros para controlar y prevenir el dolor crónico en los pacientes.
Y es que el de la zona lumbar de la espalda es la forma más comúnmente reportada de dolor crónico, por este motivo conlleva gastos económicos y médicos muy elevados cada año tanto para los pacientes como para los sistemas sanitarios y la sociedad en general. La mayoría de los pacientes reciben tratamientos estándar como antinflamatorios no esteroideos (AINE) y corticosteroides, pero estos medicamentos son solo efectivos en parte. Además, se sabe poco sobre por qué el dolor agudo se resuelve en algunos pacientes pero persiste como dolor crónico en otros.
Inflamación beneficiosa
Para comprender la transición del dolor lumbar agudo al crónico, Marc Parisien y sus colegas hicieron seguimiento a un total de 98 pacientes con dolor lumbar agudo durante tres meses. El equipo comparó los datos transcriptómicos de pacientes cuyo dolor se resolvió después de los tres meses con los de pacientes cuyo dolor persistió, encontrando que los primeros mostraron respuestas inflamatorias altamente activas impulsadas por neutrófilos.
El tratamiento de ratones con el esteroide dexametasona o el AINE diclofenaco prolongó el dolor a largo plazo, mientras que otros medicamentos para aliviarlo, como la lidocaína, no tuvieron tal efecto.
Finalmente, el equipo examinó los datos de sujetos con dolor lumbar en el Biobanco del Reino Unido y descubrió que las personas que tomaron un AINE tenían un riesgo 1,76 veces mayor de dolor crónico que aquellas que tomaban analgésicos, pero no antiinflamatorios, como el paracetamol.
«La revelación más alta para mí fue que siempre pensamos en el dolor como un proceso patológico activo que nos sucede», asegura la autora Luda Diatchenko en un podcast donde discute los resultados del estudio. «Pero mirando ahora los datos, es lo contrario: es un proceso de adaptación activo que está sucediendo en personas que resuelven el dolor, y tener dolor crónico es la ausencia de él», concluye.
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