
Salud mental
Marián Rojas Estapé, psiquiatra: "El primer paso es darte cuenta de que esos pensamientos no corresponden a la realidad"
La especialista designó unas claves a seguir para cultivar, madurar y entender los pensamientos que residen en nuestra mente

En la actualidad, vivimos inmersos en una época de sobreestimulación constante que pone a prueba nuestra capacidad de gestionar emociones y pensamientos de forma saludable. Se calcula que una persona puede llegar a tener decenas de miles de pensamientos al día, muchos de ellos automáticos, repetitivos y cargados de juicio. Esta actividad mental incesante, combinada con un entorno que exige respuestas inmediatas y una atención fragmentada, puede derivar en ansiedad, agotamiento y falta de claridad emocional. La gestión consciente de lo que sentimos y pensamos a lo largo del día se vuelve, por tanto, una habilidad clave para mantener el equilibrio personal y prevenir el deterioro del bienestar psicológico.
Las redes sociales agravan esta situación al amplificar la comparación constante con los demás y promover una imagen distorsionada de la realidad. La exposición continua a vidas aparentemente perfectas, logros ajenos y estándares inalcanzables genera una presión silenciosa que afecta a la autoestima y alimenta emociones como la frustración, la envidia o la inseguridad. Además, la velocidad con la que se consumen estos contenidos dificulta el procesamiento emocional real de lo que vivimos. En este contexto, aprender a reconocer y regular lo que sentimos no es solo un acto de autocuidado sino una necesidad urgente para no dejarnos arrastrar por una corriente que, muchas veces, nos aleja de nosotros mismos.
En este contexto, la reputada psiquiatra, Marián Rojas Estapé, explicó tres consejos clave a la hora de gestionar lo ingobernable que sucede dentro de nuestra cabeza. Cultivar una mente en calma empieza por practicar una buena higiene mental. Es decir, prestar atención a cómo piensas y aprender a redirigir el foco hacia pensamientos que te cuiden", afirma como preludio antes de comenzar en profundidad con las claves. El cuidado propio también es vital para el cuidado ajeno y, de esta manera, todo nace dentro de lo que pensamos."No todo lo que piensas se corresponde con la realidad. Y mucho menos, tiene porqué ser saludable", afirma la especialista.
Identifica tus pensamientos automáticos
"El primer paso es darte cuenta de que esos pensamientos no siempre se corresponden a la realidad", indica la psiquiatra. Estas percepciones suelen estar influenciados por creencias internas, experiencias pasadas y patrones emocionales profundamente arraigados. A menudo son negativos, catastróficos o autocríticos, y pueden influir en nuestro estado de ánimo sin que lo notemos. Detectarlos implica hacer un ejercicio de atención interna, detenerse ante una emoción intensa y preguntarse qué pensamiento la ha generado. Este simple acto de observación permite tomar distancia, cuestionar su veracidad y decidir si realmente merece espacio en nuestra mente. Al identificar estos pensamientos, como indica Rojas Estapé, tendemos a debilitarlos y a recuperar una mayor sensación de control sobre cómo realmente nos sentimos.
No sobrealimentes tus pensamientos
"No eres todo lo que piensas, ni todo lo que piensas es verdad", incide. Por lo que es de real importancia tener en cuenta esto y no alimentar el universo que creamos dentro, que por noma general está lleno de prejuicios y posibilidades erróneas. "Tu mente necesita cuidados diarios y pensar con amabilidad es una forma de salud mental. Esá en nuestra mano decidir qué pensamientos alimentamos", agrega. Aprender a dejar pasar ciertas ideas, sin analizarlas ni engancharse emocionalmente, es una forma eficaz de proteger la salud mental. Practicar esta desconexión consciente, ya sea mediante técnicas de atención plena o simplemente cambiando el foco, ayuda a reducir la rumiación mental y a tomar decisiones desde un lugar más sereno y racional.
Céntrate en lo que verdaderamente funciona
La mente tiende a enfocarse en los errores, en lo que falta o en lo que podría salir mal, un sesgo evolutivo diseñado para protegernos de amenazas. Sin embargo, en el contexto actual, este patrón puede convertirse en una fuente constante de insatisfacción. Entrenar la atención hacia lo que sí funciona en nuestra vida no es ignorar los problemas, sino equilibrar la balanza mental. "Tu mente necesita foco en lo bueno, en lo real, en lo que sí es positivo para ti", sentencia. Esto implica reconocer logros, valorar los pequeños avances y dar espacio a pensamientos constructivos. "Cultiva la gratitud, rodéate de calma, busca lo que te hace bien", concluye como consejo final.
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