Covid-19

Un estudio demuestra la necesidad de ponerse la dosis de refuerzo pese a haber pasado el coronavirus

Una de cada tres personas infectadas por el SARS-CoV-2 que no se vacunaron ya no tiene anticuerpos detectables un año después de la infección

Vacunación en Wizink Center
Vacunación en Wizink CenterGonzalo Pérez MataLa Razón

Un estudio prospectivo de seroprevalencia en la población de Cataluña subraya lanecesidad de vacunarse a pesar de haberse infectado y confirma que la inmunidad híbrida (vacunación más infección) es mayor y más duradera. El trabajo, coliderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) y el Instituto German Trias i Pujol (IGTP), con el apoyo de la Fundacion Privada Daniel Bravo Andreu (FPDBA), ha sido publicado en la revista “BMC Medicine”.

Tanto la infección como la vacunación contra SARS-CoV-2 contribuyen a construir la inmunidad de una población frente al virus – un dato importante para decidir cuándo y a quién aplicar vacunas de refuerzo. La estrategia más fácil para evaluar dicha inmunidad es realizar estudios seroepidemiológicos (es decir, cuantificar anticuerpos específicos del virus en un grupo poblacional determinado), aunque la inmunidad contra un patógeno va más allá de los anticuerpos.

”La mayoría de los estudios serológicos realizados tras la vacunación contra la Covid-19 se concentraron en grupos específicos como personal sanitario, no distinguían entre personas con o sin infección previa, o no tenían datos clínicos e inmunológicos de dicha infección”, explica Manolis Kogevinas, investigador de ISGlobal y coautor senior del estudio junto con la también investigadora de ISGlobal, Carlota Dobaño.

En este estudio, el equipo investigador realizó una segunda medición en una cohorte poblacional de CataluñaCovicat-GCAT (GCAT | Genomes for Life Project) seis meses después del inicio de la vacunación (la primera fue justo después del primer confinamiento) para hacer un seguimiento del nivel y tipo de anticuerpos frente a cinco antígenos virales: la proteína Spike (S) entera, el dominio de unión al receptor RBD, el fragmento S2, la proteína Nucleocápside (N) entera, o el fragmento terminal de N.

También usaron información obtenida de un cuestionario y de registros de salud para identificar factores que potencialmente determinan la magnitud y duración de la respuesta en personas no vacunadas, vacunadas, o vacunadas e infectadas. Se incluyeron 1.076 personas en el análisis, entre los 43 y 72 años de edad.

La inmunidad híbrida, la más duradera

Los resultados arrojan tres conclusiones principales. La primera, queen el 36% de personas infectadas pero no vacunadas ya no se detectaban anticuerpos un año después de la infección, particularmente en personas mayores de 60 años y fumadoras.

La segunda, que en aquellas con infección previa, la vacunación inducía niveles de anticuerpos considerablemente mayoresque en personas sin infección previa. Dichos niveles estaban fuertemente asociados con la magnitud de la respuesta durante la infección. “Nuestros datos subrayan la importancia de vacunar a las personas, aunque se hayan infectado previamente, y confirman que la inmunidad híbrida es superior y más duradera. Esto significa que las personas vacunadas pero que no han pasado la infección necesitarían un refuerzo antes que las que sí la han pasado,” señala Marianna Karachaliou, primera autora del estudio junto con Gemma Moncunill.

Por último, que el factor más fuertemente asociado con el nivel de anticuerpos es el tipo de vacuna. La Spikevax de Moderna fue la que más anticuerpos generó. Además, también parecen influir otros factores: las personas mayores de 60 años o con enfermedad mental tenían menores niveles de anticuerpos tras la vacunación. “La asociación entre salud mental y respuesta de anticuerpos requiere mayor investigación, pero se sabe que personas con desórdenes como depresión, estrés crónico o esquizofrenia tienen una menor respuesta a la vacunación en general,” explica Dobaño.

Entre las personas vacunadas, solo un 2,1% no presentaba anticuerpos en el momento del análisis y aproximadamente el 1% había tenido una infección post-vacunación. “Sin embargo, es necesario señalar que este estudio se hizo antes de que la variante Ómicron se volviera dominante”, concluye Kogevinas.