Ola de calor
David Callejo, médico: “¿Te provoca dolor de cabeza el aire acondicionado? Es por estos cuatro motivos”
El aire acondicionado puede ser un salvavidas en plena ola de calor, pero también un inesperado desencadenante de cefaleas, pero puedes evitarlo de una manera muy sencilla
En la última semana de agosto, parece que el calor va a seguir acompañando a los españoles hasta el final del verano. Ocho comunidades autónomas activarán la alerta amarilla por calor durante este martes en regiones donde se pueden llegar a los 40ºC. El aire acondicionado se ha convertido en un compañero habitual durante estos meses. Sin embargo, para muchas personas, este alivio viene acompañado de una molesta e inoportuna consecuencia: el dolor de cabeza.
No se trata de una casualidad ni de una simple percepción. El doctor David Callejo, un nombre de referencia en la divulgación médica a través de las redes sociales, ha puesto el foco sobre esta problemática veraniega. Recientemente, a través de un vídeo en sus perfiles sociales, abordó esta cefalea estival, identificando cuatro detonantes principales que se esconden tras el zumbido del climatizador.
¿Por qué el aire acondicionado puede provocar dolor de cabeza?
El primer motivo, según expone el doctor Callejo, reside en la propia naturaleza del aire que expulsan estos aparatos. “El aire frío y seco puede irritar las vías respiratorias y resecar los ojos”, afirma. Esta doble agresión es a menudo suficiente para “disparar un dolor de cabeza”. La explicación científica respalda sus palabras: el aire acondicionadoreduce drásticamente la humedad del ambiente.
Esta sequedad ambiental afecta a las mucosas nasales y bronquiales, volviéndolas más vulnerables y pudiendo provocar inflamación, una condición que a menudo se manifiesta con cefalea. Del mismo modo, la sequedad ocular es un factor reconocido que puede generar una tensión que deriva en dolor de cabeza.
El baile de temperaturas que desajusta el organismo
¿Quién no ha experimentado el shock térmico de pasar de los 40 grados de la calle a los 20 de un centro comercial? Este contraste es el segundo culpable en la lista de Callejo. “Los cambios bruscos de temperatura hacen que los vasos sanguíneos del cerebro se contraigan o se dilaten, lo que también puede provocar dolor, sobre todo en personas migrañosas”, advierte.
Este fenómeno, conocido como vasoconstricción y vasodilatación, es una respuesta natural del cuerpo para regular su temperatura. Sin embargo, cuando es muy acusado, puede alterar el equilibrio y desencadenar cefaleas. De hecho, estudios sobre la relación entre el clima y las migrañas apuntan a que las variaciones súbitas de temperatura son un detonante frecuente para quienes padecen esta condición neurológica.
El aire que respiras: un cóctel invisible y dañino
El tercer factor tiene que ver con la calidad del aire interior. Un sistema de climatización sin el mantenimiento adecuado se convierte en un recirculador de partículas nocivas. “Si el aire no se limpia bien, puede arrastrar polvo, polen, moho y eso es pólvora para tu dolor de cabeza”, sentencia el anestesiólogo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido el "Síndrome del Edificio Enfermo" como un conjunto de molestias, entre ellas las cefaleas, asociadas a la mala calidad del aire en espacios cerrados.
Los filtros sucios de los aparatos de aire acondicionado son un caldo de cultivo ideal para ácaros y hongos, alérgenos que, al ser inhalados, pueden provocar una reacción inflamatoria en el sistema nervioso y, consecuentemente, dolor de cabeza.
El murmullo constante que martillea la cabeza
Finalmente, Callejo señala un factor a menudo subestimado: el ruido. “El ruido ambiental que hace el aire puede aumentar el dolor de cabeza”, explica. Aunque pueda parecer un simple sonido de fondo, para el cerebro puede ser una fuente de estrés continuo y latente. Numerosos estudios han demostrado que la exposición constante a ruidos, incluso de baja intensidad como el de un motor de aire acondicionado, puede generar tensión y desencadenar o agravar migrañas y cefaleas tensionales.
Para mitigar estos efectos, el doctor ofrece una serie de consejos prácticos y directos:
- 1. Evita que el flujo te dé directo en la cara o cabeza. El contacto frío directo exacerba los cuatro factores.
- 2. Limpia o sustituye los filtros frecuentemente, idealmente cada 1–2 meses en periodos de uso intenso.
- 3. Modera el termostato, evitando cambios bruscos: lo ideal es una temperatura estable y tolerable.
- 4. Mantente bien hidratado: el agua es tu mejor aliada frente a la sequedad ambiental.
La clave, como en tantos otros aspectos de la salud, reside en la moderación y el sentido común: climatizar para vivir mejor, no para generar nuevos malestares. Un recordatorio esencial para que el necesario alivio contra el calor no acabe convirtiéndose, paradójicamente, en un dolor de cabeza.