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En los últimos años, han vuelto a la cocina trucos de siempre rebautizados como simmer pots: ollas a fuego muy bajo que liberan vapor aromático con ingredientes cotidianos. No es aromaterapia clínica ni un ambientador industrial, es una manera sencilla de ventilar con ayuda, especialmente útil tras cocinar fritos, pescado o guisos intensos. El atractivo no es solo el olor: reciclas cáscaras que normalmente irían a la basura y aprovechas especias que ya tienes.
El tándem naranja + clavo funciona por pura química doméstica. La piel del cítrico suelta compuestos volátiles de carácter fresco; el clavo aporta un fondo especiado cálido. Juntos generan una sensación de limpieza amable -sin perfumes agresivos- y, de paso, el líquido resultante se puede aprovechar para refrescar zonas conflictivas de la casa. No sustituye la limpieza habitual, pero ayuda a mantener a raya los malos olores y a "poner a punto" la vivienda cuando llegan visitas.
Al hervir, el vapor neutraliza olores de cocina y deja un rastro cítrico-especiado que no satura. Una vez frío y colado, el líquido funciona como desodorizante suave para el interior del microondas, el cubo de basura o baldas no porosas del frigorífico (bien escurrido). También aporta esa sensación de "casa acogedora" en tardes de frío o humedad: con el fuego al mínimo, el ambiente cambia sin necesidad de aerosoles.
Necesitas las pieles de dos naranjas (mejor con poca parte blanca), seis u ocho clavos de olor y un litro de agua. Lleva a ebullición, baja el fuego al mínimo y deja hervir suave entre 20 y 30 minutos, añadiendo algo de agua si ves que se evapora rápido. Mientras tanto, el vapor actúa como ambientador natural. Cuando se enfríe, cuela y guarda el líquido en un frasco en la nevera durante tres a cinco días.
Para usarlo, humedece un paño de microfibra y pasa por el microondas, la encimera o el interior del frigorífico. Si quieres un plus desodorizante para superficies no porosas, mezcla a partes iguales con agua y añade una cucharada de vinagre blanco por taza; agita antes y prueba siempre en una esquina poco visible. En textiles cerrados -armarios, mochilas, interior de zapatos- pulveriza a distancia y con moderación.
Si prefieres un perfil más cálido, añade una rama de canela al cazo. Si no hay naranjas, sirven limón o mandarina. Unas hojas de romero aportan un toque herbal limpio y una pizca de vainilla vuelve el aroma más goloso. La idea es modular el carácter del olor con ingredientes de despensa.
No dejes la olla sin supervisión ni permitas que se quede seca. Evita aplicar la mezcla en madera sin sellar, mármol o piedra natural: los cítricos (y el vinagre, si lo usas) pueden dañarlos. Si convives con gatos, no pulverices directamente sobre sus camas o bandejas, algunos felinos son sensibles a los aromas cítricos. Si el líquido cambia de olor o aspecto, deséchalo.
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