Curiosidad
¿Qué llevan realmente las pastillas de caldo?
Revelamos el secreto detrás de esta pieza clave de la gastronomía
Para comprender completamente la historia y la evolución de las pastillas de caldo, es esencial remontarnos a su origen. A menudo se atribuye este ingenioso invento al francés Nicolas Appert, quien en el siglo XVIII logró desarrollar un método para extraer y preservar el sabor de la carne y las verduras en una forma compacta y duradera. Esto no solo facilitó enormemente la logística de abastecer a las tropas napoleónicas, sino que también abrió la puerta a una nueva era en la cocina.
Sin embargo, también se menciona al alemán Justus von Liebig como uno de los pioneros en la creación de pastillas de caldo. A pesar de las disputas sobre su origen, lo que es innegable es que estas pequeñas maravillas culinarias han perdurado en el tiempo y han evolucionado para adaptarse a las necesidades cambiantes de la sociedad.
En el siglo XX, las pastillas de caldo comenzaron a comercializarse a gran escala, lideradas por la empresa suiza Maggi y la británica Oxo. Estas marcas llevaron la conveniencia y el sabor a los hogares de todo el mundo, consolidando las pastillas de caldo como un elemento imprescindible en la cocina de muchos.
A medida que las pastillas de caldo se popularizaron y se diversificaron, también cambiaron sus fórmulas y composición. Un ejemplo destacado es la receta citada de Gallina Blanca, que menciona una evolución notable desde sus inicios. Las pastillas de caldo solían basarse en carne, pero con el tiempo, la carne se ha reducido significativamente, y la inclusión de ingredientes como "proporción variable" de verduras y aceite de oliva virgen extra ha ganado protagonismo.
Uno de los aspectos más controvertidos en torno a las pastillas de caldo es su contenido de sodio y otros ingredientes. La presencia de glutamato monosódico y altos niveles de sal en estas pastillas ha suscitado preocupaciones nutricionales. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ha considerado el glutamato monosódico como "seguro", pero también ha advertido sobre los riesgos asociados con un alto consumo de sodio, que incluyen hipertensión y otros problemas de salud.
La alta presencia de grasa saturada, particularmente en pastillas de caldo que contienen aceite de palma, es otro tema de preocupación desde una perspectiva de salud cardiovascular. La recomendación general es limitar el consumo de grasas saturadas al 10% del total calórico diario, y aunque la mayoría de las pastillas de caldo cumple con este estándar, su elevado contenido de sal sigue siendo motivo de alarma.
Las pastillas de caldo siguen siendo una herramienta valiosa en la cocina, pero su consumo debe ser moderado y consciente, especialmente para aquellos preocupados por su salud cardiovascular. La evolución en sus ingredientes a lo largo del tiempo refleja la adaptación a las necesidades cambiantes de la sociedad, pero también destaca la importancia de leer las etiquetas y tomar decisiones informadas sobre su consumo en la cocina moderna.
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