
Salud y bienestar
Cirujano vascular revela tres hábitos naturales clave para mantener las arterias saludables y proteger tu corazón
Un nuevo estudio que ha analizado miles de proteínas en distintos órganos humanos señala que el envejecimiento no avanza a un ritmo constante, sino que pega un "acelerón" claro a partir de una determinada edad… y que los vasos sanguíneos están entre los primeros en resentirse

El envejecimiento no es solo cuestión de velas en la tarta. Hay personas de la misma edad cronológica cuyo cuerpo "acusa los años" de formas muy distintas: unos desarrollan antes problemas cardiovasculares, otros sufren desgaste muscular o complicaciones metabólicas. La clave está en cómo, y a qué ritmo, va cambiando la biología interna de cada tejido.
Para entender mejor ese proceso, un equipo internacional liderado por la Chinese Academy of Sciences ha mirado a uno de los mejores termómetros de lo que ocurre en nuestras células: las proteínas. Son las encargadas de ejecutar la mayoría de funciones biológicas y, cuando su cantidad o su estructura se modifican, dejan huellas claras del paso del tiempo.
Los investigadores reunieron 516 muestras de 13 tejidos distintos (corazón, aorta, hígado, páncreas, intestino, bazo, pulmón, piel, músculo, tejido adiposo…) procedentes de 76 donantes de entre 14 y 68 años fallecidos por traumatismo craneoencefálico, además de muestras de sangre. Con todo ese material construyeron un mapa detallado de cómo se modifican las proteínas a lo largo de cinco décadas de vida adulta.
El equipo describe su trabajo como una especie de reloj biológico por órganos. "A partir de los cambios proteicos asociados a la edad, desarrollamos relojes proteómicos específicos para cada tejido y trazamos las trayectorias de envejecimiento a nivel de órgano", explican los autores en el artículo.
El estudio sitúa el "acelerón" del envejecimiento en torno a los 50 años
Al analizar cómo variaban las proteínas vinculadas a la edad, los científicos identificaron un punto común: entre los 45 y los 55 años muchos tejidos sufrían una especie de "reforma interna" acelerada. En palabras del equipo de la Chinese Academy of Sciences, el análisis temporal reveló "un punto de inflexión del envejecimiento alrededor de los 50 años, con los vasos sanguíneos como uno de los tejidos que envejecen antes y con mayor susceptibilidad".
La aorta y el resto del sistema vascular fueron los órganos donde los cambios resultaron más marcados, lo que encaja con el aumento del riesgo de enfermedad cardiovascular a partir de esa edad. También el bazo y el páncreas mostraron remodelaciones sostenidas, asociadas a inflamación, fibrosis y alteraciones metabólicas.
Al cruzar el atlas de proteínas con bases de datos de enfermedades, los investigadores detectaron 48 proteínas relacionadas con patologías cuya expresión aumentaba con la edad, entre ellas moléculas vinculadas a problemas cardiovasculares, hígado graso o ciertos tumores hepáticos.
Para comprobar hasta qué punto esos cambios estaban realmente implicados en el envejecimiento, el equipo aisló una proteína asociada a la edad en la aorta de ratones y la inyectó en animales jóvenes. Los resultados fueron claros: los ratones tratados perdieron fuerza de agarre, resistencia, equilibrio y mostraron marcadores típicos de envejecimiento vascular acelerado frente al grupo de control.
Un proceso por etapas que abre la puerta a intervenciones más precisas
Este trabajo se suma a estudios previos que ya habían detectado "picos" de envejecimiento en torno a los 40 y a los 60 años a partir de otras moléculas circulantes. La nueva investigación, centrada en las proteínas de los propios tejidos, refuerza la idea de que el envejecimiento humano es un proceso escalonado y por sistemas, no una pendiente suave.
Los autores resumen así la importancia de su atlas: su estudio sienta las bases para una "comprensión del envejecimiento humano a nivel de sistema a través de las proteínas", revelando patrones comunes a todos los órganos y otros específicos de cada tejido. Esa información, añaden, podría facilitar en el futuro el diseño de intervenciones dirigidas para retrasar el deterioro de determinados órganos y reducir el impacto de las enfermedades asociadas a la edad.
Traducido a la práctica, el mensaje no es que a los 50 todo "se caiga de golpe", sino que esa década parece ser un punto crítico en el que conviene cuidar especialmente factores como la salud cardiovascular, la fuerza muscular o el control metabólico. Saber qué partes del cuerpo se adelantan en el envejecimiento y cuándo lo hacen puede ser la base para llegar a la vejez con más años… y mejor vividos.
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