¿Cómo se debe dormir para evitar la aparición de arrugas? Esto dicen los expertos

La lucha contra las arrugas es una batalla que muchos enfrentan y el simple acto de dormir puede influir significativamente en el desarrollo de estas marcas en la piel. Aunque se ha sugerido que la posición ideal para prevenir arrugas es dormir boca arriba, los expertos advierten que esta postura no siempre es la más recomendada. Un sueño de calidad es esencial para mantener la firmeza y elasticidad de la piel, lo que contribuye a un aspecto más juvenil y saludable, pero ¿cómo influye la posición al dormir en la aparición de arrugas faciales y en el pecho?

La posición boca arriba emerge como la ganadora en la carrera contra las arrugas prematuras, ya que evita que el rostro, el cuello y el pecho entren en contacto directo con la ropa de cama y soporten el peso del cuerpo. La fricción y presión excesivas pueden contribuir al desarrollo de arrugas, que no solo están relacionadas con el envejecimiento de la piel, sino también con una postura inadecuada durante el sueño. Dormir con la cabeza apoyada en una sola parte del rostro puede aumentar la fricción facial y la presión, resultando en la formación de arrugas no deseadas.

A pesar de los beneficios de dormir boca arriba para la piel, cambiar la posición para quienes están acostumbrados a dormir de lado o boca abajo puede ser un desafío. Sin embargo, la conciencia de los efectos del contacto facial con la almohada puede ser un incentivo para adaptarse a esta nueva postura, especialmente después de los 35 años, cuando la producción de ácido hialurónico y colágeno disminuye y la piel se vuelve más propensa a las arrugas.

Surge entonces la pregunta de cuál es la posición más saludable para dormir. Si bien algunos expertos sugieren que dormir de lado es beneficioso para mantener una respiración constante y prevenir el colapso de las vías respiratorias, otros advierten sobre los posibles inconvenientes de esta posición. La Dra. Lois Krahn señala que dormir boca arriba puede llevar a la obstrucción de las vías respiratorias, lo que resulta en un aumento de los ronquidos.