Efecto inesperado de la pandemia
La Covid-19 hace desaparecer una cepa del virus de la gripe
La OMS no la detecta desde marzo de 2020 y recomienda quitarla de la composición de la vacuna de la temporada que viene
Aunque parezca difícil de creer, la pandemia de la Covid-19 ha traído consigo una cosa buena. Las medidas tomadas durante la crisis sanitaria del coronavirus –confinamiento, distancia social, mascarillas, higiene de manos...– ha conseguido lo que nunca hasta ahora. Y es que, por primera vez, y gracias a ello, se ha eliminado una cepa del virus de la gripe.
Se trata de la denominada Yamagata de la que, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no se han detectado casos desde marzo de 2020. Y, precisamente por este motivo, este organismo recomienda cambiar la composición de las vacunas para la temporada que viene, la 2024-25, para no incluirla.
Cada año la OMS publica sus recomendaciones para la composición de las vacunas antigripales de la siguiente temporada (en febrero para el hemisferio norte y en agosto o septiembre para el hemisferio sur). Estas recomendaciones se construyen a partir de numerosas fuentes de información: vigilancia epidemiológica de la gripe, caracterización antigénica y genética de los virus detectados, estudios serológicos, datos de efectividad vacunal, resistencia a antivirales y otros.
Pues bien, este año, y tras la deliberación de los grupos de expertos convocados por la OMS, se han publicado las recomendaciones para la composición de las vacunas antigripales en el hemisferio norte en la próxima temporada 2024-25, y se aconseja utilizar, preferentemente, las vacunas trivalentes, dejando de lado el componente del linaje Yamagata del virus de gripe B.
¿Quiere decir eso que se han extinguido los virus de gripe de al cepa Yamagata? Como decíamos, no ha habido detecciones confirmadas por la OMS de virus de gripe de este linaje desde marzo de 2020. Y los informes recientes que lo detecciones no se han confirmado o fueron identificados como virus de las vacunas vivas atenuadas.
«Aunque no se puede asegurar que los virus del linaje B/Yamagata se hayan extinguido, es improbable que causen brotes en la próxima temporada. Por otro lado, existe un riesgo teórico de diseminación asociado al uso de este virus en la fabricación de vacunas inactivadas o atenuadas, por lo que la OMS recomienda que las cepas de este virus sean excluidas de las vacunas en uso lo antes posible», dicen desde la Asociación Española de Vacunología (AEV).
La decisión de la OMS, apoyada por la Agencia Americana del Medicamento (FDA) –la semana pasada el panel de expertos que la asesoran sobre vacunas votó unánimemente para recomendar vacunas contra la gripe de tres cepas que excluirán cualquier virus B del que forman parte Yamagata– es una apuesta de gran calado que se enfrenta a grandes dificultades y retos de salud pública.
No tan fácil
Porque no es rápido ni fácil cambiar la forma en que se fabrican las vacunas contra la gripe, y esos cambios requieren revisión y aprobación regulatoria. Por contra, es una decisión que se enfrenta a dificultades relevantes y tiene implicaciones muy serias que hay que considerar.
De hecho, cuando, en septiembre de 2023 la OMS, en sus recomendaciones para la temporada gripal de 2024 en el hemisferio sur, pasó a aconsejar de nuevo las vacunas trivalentes (excluyendo el componente de gripe B del linaje Yamagata), los fabricantes de vacunas expusieron que podrían tener problemas para adaptar a tiempo sus sistemas productivos a las exigencias reguladoras para las nuevas vacunas trivalentes. Estos vendrían por la producción de las vacunas, pues han de reactivar los procesos de fabricación de vacunas que casi habían dejado de producirse,
Pero no serían los únicos, y los problemas serían también para las agencias reguladoras, «que habrán de evaluar, y en su caso aprobar, nuevos productos. Y para las autoridades de Salud Pública, que habrán de decidir el ritmo de la vuelta al uso preferente o exclusivo de las vacunas trivalentes según sus condicionamientos particulares, de una parte, y de otra, sopesar los riesgos de mantener en circulación el linaje Yamagata en los procesos de producción de vacunas inactivadas y, sobre todo, en las tetravalentes que sigan siendo administradas», señalan desde la AEV.
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