Descubren una forma de diagnosticar la covid persistente a través del ojo

La covid persistente es una afección derivada de la infección por SARS-CoV-2 que comenzó a detectarse a finales de 2020. Sin embargo, no sería hasta finales de 2021 cuando se llegaría a una suerte de consenso científico internacional sobre lo que significaba, entre otras cosas porque engloba hasta 200 síntomas distintos. El 18 de octubre de 2021 la Organización Mundial de la Salud hizo pública la definición oficial: «la afección pos-COVID-19 se produce en individuos con antecedentes de infección probable o confirmada por el SARS-CoV-2, generalmente tres meses después de la aparición de la COVID-19 con síntomas que duran al menos dos meses y que no pueden explicarse por un diagnóstico alternativo. Los síntomas más comunes son la fatiga, la dificultad para respirar y la disfunción cognitiva, pero también se pueden dar otros síntomas que suelen repercutir en el funcionamiento cotidiano del enfermo. Los síntomas pueden ser de nueva aparición, tras la recuperación inicial de un episodio agudo de COVID-19, o pueden persistir desde el inicio de la enfermedad".

Han pasado casi dos años y aún existen muy pocos estudios rigurosos sobre las secuelas de la infección, por lo que sigue habiendo gran incertidumbre acerca el número de afectados- según diferentes criterios, oscilan en una horquilla de entre el 10% y el 80% de los contagiados, y entre el 10 y el 35% de ellos siguen experimentando síntomas como problemas respiratorios o fatiga mucho tiempo después de pasar la infección- los posibles tratamientos o una cura efectiva. Con el dignóstico pasa lo mismo, dado que la variedad y heterogeneidad de los síntomas dificultan que se pueda establecer un protocolo claro de detección.

Hasta ahora no se conocen características físicas- o biomarcadores- que puedan ayudar, aunque se sabe que las respuestas inflamatorias persistentes son una de las características clave. En este sentido, una nueva investigación de la Universidad Técnica de Múnich (TUM) ha probado que existe una relación entre la enfermedad y ciertos cambios en los vasos sanguíneos del ojo, lo que facilitaría que se pudiera diagnosticar por medio de un examen ocular estandarizado. El estudio se llevó cabo con un grupo reducido de 41 personas con covid persistente a las que se les sometió a esta prueba, cuyos resultados se compararon con los de un grupo contro sano.

Los hallazgos, publicados en la revista Angiogenesis, determinaron que hay dos valores en el ojo que están intensamente relacionados con la enfermedad. El primero es que las arterias más pequeñas del ojo- llamadas arteriolas- se estrecharon significativamente ante la luz en aquellas personas con síntomas en comparación con el grupo de control sano. El segundo, que las vénulas - que conectan las venas más grandes con los capilares sanguíneos- mostraban una respuesta alterada a la estimulación lumínica, es decir, que en los pacientes sanos se dilataban y en los que tenían síntomas lo hacían también pero mucho menos. Cuantos más marcadores inflamatorios se midieron en la sangre de los participantes, más pronunciados eran los cambios.

En opinión de los investigadores, se necesitan más estudios para verificar los resultados. "Confío en que a partir de nuestros resultados pueda desarrollarse una herramienta para diagnosticar con seguridad la covid persistente", afirmó Christoph Schmaderer, édico jefe del Departamento de Nefrología de la Klinikum rechts der Isar del hospital universitario de la TUM y líder del estudio, según informa Ep. "También partimos de la base de que la microcirculación está restringida, no solo en el ojo, sino también en otras partes del cuerpo. Esto podría hacer que el método fuera especialmente adecuado para evaluar la eficacia de futuras terapias para el covid largo", añadió.