
Investigación
Desvelan uno de los mayores misterios en torno al cáncer, que podría ayudar en su prevención
Investigadores identifican la causa por la que unas células con mutaciones oncogénicas se convierten en cancerígenas y otras no

Durante años, la investigación oncológica se ha centrado en los llamados "hallmarks" o características clave del cáncer que son, entre otras, la resistencia de las células cancerígenas a la muerte celular (apoptosis), que estas consiguen evadir la eliminación por parte del sistema inmune o la proliferación descontrolada, entre otros. Sin embargo, numerosos estudios habían dado pistas de que existían otros rasgos distintivos cuyo descubrimiento podía redefinir la comprensión de la resistencia natural al desarollo de la enfermedad.
Uno de ellos está relacionada con que las células humanas con mutaciones oncogénicas no siempre- ni siquiera la mayoría de las veces- se convierten en cancerígenas. Es decir, que muchas personas con estas mutaciones nunca desarrollan cáncer. El misterio de esa "anomalía" ha intrigado a la comunidad científica desde hace años, que ha tratado de comprender por qué unas células mutadas forman tumores y otras, portando las mismas alteraciones, permanecen sanas.
Ahora, un nuevo estudio, publicado en la revista Nature identifica que el factor clave que determina que suceda una u otra cosa es la duración total del ciclo celular (el proceso por el que pasa una célula cada vez que se divide). Es decir, que existe una especie de “reloj oculto” que explica por qué la mayoría de las células con mutaciones cancerígenas nunca llegan a formar tumores.
"Muchos de nosotros y, sobre todo, a medida que envejecemos, vamos acumulando mutaciones oncogénicas en distintos tejidos- que siempre habíamos pensado que eran tumorales- sin que esto tenga consecuencias evidentes ni resulte en la aparición de un cáncer", explica David Santamaría, investigador principal del Centro de Investigación del Cáncer (CSIC-Universidad de Salamanca-FICUS), que ha participado en el estudio internacional, liderado por Rod Bremner, de la Universidad de Toronto (Canada).
"Lo que hemos analizado en esta investigación es por qué sucede esto, y hemos descubierto que la clave está en el tiempo que tarda una célula en completar su ciclo de división, que actúa como un filtro biológico”, añade.
El equipo analizó en el laboratorio distintos modelos tumorales (como el retinoblastoma, el cáncer de pulmón o el de pituitaria) y demostró que las células de origen oncogénico presentaban un ciclo celular de solo 26 horas, frente a las más de 77 horas de las células resistentes del mismo tejido.
Los investigadores descubrieron, mediante maniobras de alteración genética, que si ampliaban la duración total del ciclo celular lograban bloquear la aparición de tumores sin alterar otras características clásicas del cáncer como la apoptosis, senescencia o la respuesta inmune.
Un cliclo celular más largo implica menor riesgo
“Las células con un ciclo celular más corto son significativamente más susceptibles a transformarse en cancerosas, mientras que aquellas con ciclos más largos resisten la transformación, incluso en presencia de las mismas alteraciones genéticas”, detalla Santamaría.
La relación entre un ciclo celular corto y la propensión al cáncer se mantuvo constante independientemente del tipo tumoral estudiado, de la mutación oncogénica introducida o del momento de la iniciación del proceso tumoral.
Este descubrimiento abre nuevas perspectivas en la prevención del cáncer. Si se logra modular farmacológicamente la duración total del ciclo celular de células iniciadas -aquellas con mutaciones peligrosas, pero aún no transformadas- podría ser posible reducir la incidencia de tumores en poblaciones de alto riesgo, como portadores de mutaciones hereditarias o fumadores.
Además, el hallazgo sugiere que las terapias dirigidas a prolongar el ciclo celular podrían bloquear la transformación maligna sin afectar a la mayoría de las células sanas, minimizando efectos secundarios.
✕
Accede a tu cuenta para comentar