Entrevista

Emilio Bouza: "No existe un registro nacional de infecciones en las residencias de ancianos"

«Frente al derecho individual de un sanitario a no recibir una vacuna hay uno colectivo: yo tengo derecho a que no me transmitan una enfermedad evitable», señala Bouza, catedrático de la Universidad Complutense y emérito asistencial de la Comunidad de Madrid

Emilio Bouza
Emilio BouzaDavid JarDavid Jar

Es un referente de la Microbiología y las enfermedades infecciosas en nuestro país. Casi una institución, con 50 años de experiencia a sus espaldas. Ahora acaba de presentar la «Guía de recomendaciones para la prevención de la infección en residencias de mayores», proyecto que lidera, pero A TU SALUD aprovecha la ocasión para preguntarle sobre otras muchas cuestiones.

¿Por qué esta guía?

Es un proyecto de la Fundación de Ciencias de la Salud, que lo que ha hecho es convocar a ocho sociedades científicas particularmente interesadas en el problema alrededor de algo que nos hemos encontrado, que estaba poco documentado y que es la forma de prevenir infecciones en las personas que viven en residencias de mayores.

¿Y cuál era la situación?

En las residencias hay personas que comparten un espacio común, con frecuencia se comparten las habitaciones, muchas tienen movilidad limitada y enfermedades de base. Hay pacientes que tienen sondas vesicales y, por tanto, siendo idealmente una prolongación del hogar, es también un nosocomio, un lugar donde se pueden transmitir infecciones. En los hospitales sabemos que un motivo frecuente de ingreso en la red de personas procedentes de residencias de mayores son las infecciones, que se transmiten con más facilidad que cuando uno vive en un espacio muy amplio, se mueve y no tiene dos personas a dos metros y con gran proximidad. Sorprendentemente, lo que nos encontramos es que, buscando documentación sobre un problema muy común –que es cómo evitar estas infecciones o cómo se puede luchar para evitar su transmisión– vimos con una gran escasez de información, no solo de literatura nacional, sino también en la internacional. Entonces pensamos que, dado que hemos aprendido mucho de cómo evitar la transmisión de infecciones en los hospitales, mucho de ello podría ser aplicable a esas a esas residencias, con sus peculiaridades.

¿Y cuáles son las principales ideas que se recogen?

Lo que hemos tratado es hacer un primer documento orientador que parte de entender una cosa: no es posible tener en todas esas residencias un servicio médico completo y uno de enfermería de la dimensión que nos gustaría, de manera que las recomendaciones tienen que ser aplicables a todos. Son muy sencillas que parten de medidas como el ideal de no tener muchas habitaciones de uso compartido o la necesidad de disponer de un plan escrito para controlar las infecciones, de higiene de las manos o que conviene tener un plan de Formación Profesional. Al final hemos hecho un total de 12-13 medidas. Hemos tratado de juntar una serie de recomendaciones que obliguen a las autoridades sanitarias a reflexionar sobre esto, y que a las residencias para mayores les sugieran la conveniencia de tener este plan. Estamos seguros de que tendrá deficiencias, pero siempre es mejor un proyecto que no intentarlo. Creemos que el plan debe de ir asociado a la idea de registrar algunos datos: solo se puede corregir aquello que uno contabiliza, como saber cuánta gente en la residencia usa antibióticos, que es un mecanismo de desarrollar bacterias multirresistentes, lo que le debe ayudar a la propia residencia a ver si esa cifra se puede reducir.

¿Cómo valora la situación en las residencias en la actualidad?

Una de las razones para esta guía es que uno se encuentra con que no hay un gran registro central nacional de las infecciones en residencias de ancianos. Existen registros locales, parciales, pero, de nuevo, esta es una invitación de la guía: sería bueno disponer de unas cifras mínimas nacionales de infecciones.

Con la Covid-19 vimos que las residencias no tuvieron recursos para hacer frente a la situación. ¿Se pudo haber evitado?

No soy capaz de darle una respuesta precisa. En control de la infección y en la infección, que es en el área donde yo trabajo, hay un principio muy básico que es la no conformidad. Uno tiene y debe creer que las cosas no son perfectas y son mejorables. Si algo me atrevo a decir es lo que pasó en nuestras residencias de mayores, probablemente, en un contexto pandémico, no era del todo evitable, pero, probablemente, planes como estos ayudarían a que en una circunstancia parecida en el futuro hiciésemos las cosas mejor.

La vacunación en España no es obligatoria, pero en sectores como profesionales sanitarios, de UCI o en residencias se apunta a una cierta responsabilidad y muchos no lo hacen...

La situación española de vacunas no obligatorias se asocia a unas tasas de vacunación en la población muy elevadas, y yo creo que ahí es mejor la convicción. Quizás un aspecto particular es la posibilidad de no estar vacunado cuando uno tiene, por su trabajo, una capacidad de transmisión mayor que los demás. Es decir, cuando se trabaja en una UCI y puede estar transmitiendo un patógeno respiratorio. ¿Le permiten a un cirujano operar sin mascarilla en nuestros quirófanos en el momento actual? Probablemente no, se considera una mala práctica. Yo creo que el personal sanitario tiene una obligación extra ética y teóricamente imponible, de vacunarse. Frente al derecho individual de un sanitario a no recibir una vacuna también hay un derecho colectivo, es decir, yo tengo derecho a que no me transmitan una enfermedad que, además, es evitable o razonablemente evitable, con una medida relativamente inocua. Hay que hacer mucha pedagogía y es posible que, donde no llegue la pedagogía, haya que redactar leyes.

Un estudio que analizó la evolución de la resistencia a los antibióticos de la P. Aeruginosa dice que ha disminuido la resistencia a los antibióticos de esta bacteria. Parece que está empezando lograrse revertir la tendencia...

No tenemos todos los datos que nos gustaría tener, no hay una valoración específica de la multirresistencia como cifra única y global, dicho lo cual, en el mundo occidental en el que nos movemos la mayor parte de los datos de la evolución de la resistencia en los últimos años (quizás en parte porque se han tomado muchas medidas), no muestran un claro aumento global. Entonces, lo que yo me atrevería a decir es que en un medio como el nuestro, como España, está disminuyendo el consumo de antibióticos y no está creciendo año a año la resistencia. Pero eso hay que matizarlo con que esa evolución no es igual para todos los microorganismos.

Una campaña de la OMS hablaba de la «enfermedad X» frente a la que teníamos que estar preparados. Si tuviera que apostar, ¿cuál sería el candidato mejor posicionado en esa carrera hoy en día?

Si nos hubieran preguntado hace cinco años si teníamos miedo a que un coronavirus causase un problema de cierta magnitud a la sociedad mundial, cualquier experto en patología infecciosa hubiera dicho que de ninguna manera. El enemigo más temible, a mi juicio, para el ser humano sigue siendo el ser humano. Es decir, los patógenos para mí más temibles son los agentes potenciales de bioterrorismo y que alguien puede manipular: virus como la viruela, botulismo, lo que uno quiera que pueda ser un agente bioterrorista. ¿Pandemias causadas por microorganismos hasta ahora no descubiertos? Pueden seguir ocurriendo. Parece que las más predecibles serían aquellas causadas por virus: son menos tratables y son menos conocidos los cambios genéticos que puede ocurrir, pero la Humanidad tampoco puede vivir permanentemente aterrorizada ante los males que llegan.

Brevemente, ¿qué le parece que no haya especialidad Enfermedades infecciosas en España?

Recuerdo que la primera solicitud de un plan de enfermedades infecciosas lo redacté personalmente para el Ministerio, creo, en 1982. Seguimos con la idea de que la infección ya está dominada y no puede causarle grandes daños a la humanidad. Me parece que ahora mismo no hace falta contrargumentar de una forma muy sólida. Si tuviera que decirlo en tres palabras serían «ya está bien».