Nutrición
Este es el bocado típico en España que los médicos piden eliminar la dieta: al menos redúcelo
Un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona indica que hay que consumir menos 20 gramos al día de este alimento para maximizar nuestra esperanza de vida
El pan o la carne son alimentos con un gran peso en la dieta española. Existen platos, recetas y productos de primer nivel que incluyen la carne como principal ingrediente. Ya sea el jamón ibérico, la morcilla leonesa o el cordero manchego, hay muchos y variados tipos de carne con diferentes beneficios y con gran aceptación entre el público nacional y extranjero.
Pero también es cierto que el abuso de ciertos productos puede ser perjudicial para la salud. Y esto sucede con todo tipo de alimentos, desde frutas como el aguacate hasta legumbres como las habas. Un estudio reciente avala que reducir el consumo de ciertos tipos de carne podría evitar grandes problemas de salud a nivel general, incluso favoreciendo la esperanza de vida frente al índice de muertes prematuras.
La investigación realizada por científicos españoles de la Universidad Autónoma de Barcelona y publicada en la prestigiosa revista medicinal BMC tenía como objetivo examinar la asociación de carnes roja, procesada y de aves de corral con el riesgo de muerte precoz a través de la Investigación Prospectiva Europea sobre Cáncer y Nutrición (EPIC).
Con una muestra de participantes enorme, 448.568 hombres y mujeres, todas ellas personas sin signos de cáncer prevalente, ictus o infarto de miocardio, se recabaron datos sobre dieta, tabaquismo, actividad física e índice de más corporal. La edad abarcaba desde los 35 a los 69 años al inicio del estudio.
Cuánta carne procesada puedo comer al día
Los resultados del trabajo llegaron en junio del año 2009, cuando se registraron 26.344 muertes. Tras filtrar estos datos con diferentes variantes, los investigadores relacionaron el consumo elevado de carne roja con una mayor mortalidad por diversas causas.
Esta relación fue aún más notable al tratarse de alta ingesta de carne procesada, hábito que provoca, según los datos corregidos, causas de muerte de todo tipo. Siendo las enfermedades más repetidas el cáncer y los fallos cardiovasculares entre otras. Con todo, este importante estudio apuntó a indicar que el 3,3% de las muertes podrían evitarse si los participantes de la investigación consumieran menos de 20 gramos al día de carne procesada.
En cuanto a la carne de ave de corral, no se estableció relación significativa entre la totalidad y su consumo. Por todas estas razones, los investigadores animan a las autoridades competentes a promocionar hábitos de vida saludables y advertencias sobre el consumo excesivo de carne procesada.
¿Qué carnes son procesadas?
En líneas generales, la carne procesada es todo aquel producto cárnico que ha sufrido uno o varios procesos de composición hasta llegar al plato del consumidor. En muchas ocasiones, además contiene carnes de diferentes orígenes.
Ejemplos de carne procesada que puedes reducir en tu dieta para una mejor salud son todas aquellas curadas o ahumadas, como el jamón, salchichón o chorizo. También las sazonadas: pincho moruno, tocino, panceta, carne picada o beicon. Embutidos en general: longaniza, salami, chistorra, butifarra, fuet o chóped. Asimismo, algunas en conserva como la cecina o la carne seca. Además de caldos de carne, salsas elaboradas a partir de carne procesada o pastillas de sabor.
¿Qué carnes son más saludables?
Las carnes más saludables según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son las de aves como pollo o pavo, también la de conejo, al ser consideradas magras casi en su totalidad y sin tanta grasa como las de caza o roja. Por su puesto se recomienda aumentar el consumo de pescado, cereales y frutos secos en su lugar. Esto podría disparar tu salud cardiovascular hasta en un 30%.
Aun así, en el caso de las carnes rojas, lo más recomendable es consumir aquellas de una calidad alta producidas por marcas fiables y en situaciones de producción saludables. Todo ello siempre sin superar la ingesta por más de dos ocasiones a la semana, según la OMS.
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