
Alzhéimer
Mujeres solteras y jóvenes, las más reacias a participar en ensayos clínicos para la prevención del alzhéimer
Someterse a pruebas invasivas, como la punción lumbar, es uno de los mayores frenos

La falta de representación equitativa de algunos colectivos en ensayos clínicos supone un reto para la investigación. Históricamente, las mujeres han estado infrarrepresentadas en las investigaciones que evalúan la seguridad y la eficacia de los fármacos y dispositivos médicos, por lo que los resultados que se obtenían estaban sesgados. La comunidad científica defiende que las diferencias biológicas entre ambos sexos deben intergrase en los ensayos para que estos puedan ser representativos.
Los motivos de esta brecha de género en investigación, sobradamente documentada, son muy diversos y abarcan un amplio abanico de posibilidades: desde el olvido de la ciencia a una menor disposición de las mujeres a someterse a determinadas pruebas.
Esta falta de equidad en los estudios es especialmente tiene consecuencias especialmente graves en los casos en las que las manifestaciones de las patologías en estudio son muy distintas entre hombres y mujeres, como el conocido caso del infarto, pero también cuando se trata de enfermedades con mayor prevalencia y severidad en el sexo femenino.
Es el caso del alzhéimer, una enfermedad neurodegentiva para la que las mujeres presentan el doble de riesgo que los hombres, por factores como la longevidad, el efecto del estrés en el cerebro, la mayor carga de responsabilidad en el ámbito social y familiar y, también, por el propio hecho de que hayan estado siempre infrarepresentadas en los ensayos clínicos, lo que hace que exista un menor conocimiento de como funciona su cerebro.
Ahora, un estudio de conjunto del Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, y la fundación Women’s Brain Foundation ha revelado una nueva causa, que es que existen diferencias significativas en la disposición a participar en ensayos clínicos para la prevención del alzhéimer entre hombres y mujeres. En concreto, la investigación, publicada en la revista científica Alzheimer’s Research & Therapy, revela que las mujeres solteras con mayor nivel educativo muestran una menor disposición a someterse a procedimientos invasivos como la punción lumbar.
El hallazgo pone de manifiesto la necesidad de adaptar las estrategias de reclutamiento a las diferencias existentes entre géneros para garantizar una representación equitativa en la investigación, además de explorar alternativas menos invasivas, como los biomarcadores en sangre.
Experiencias negativas previas
Los científicos analizaron a más de 2.500 personas cognitivamente sanas de la cohorte Alfa, impulsada por la Fundación ”la Caixa”, para evaluar su predisposición a someterse a procedimientos médicos como resonancias magnéticas, punciones lumbares, tomografías por emisión de positrones y evaluaciones cognitivas.
Los autores sugieren que una mayor educación podría traducirse en una mayor cautela en la evaluación del procedimiento. Además, que experiencias negativas previas, personales o conocidas, como el uso de anestesia epidural durante el parto, podrían reforzar esta percepción de riesgo. Y también que ser solteras podría conllevar una red de apoyo más limitada, lo que dificultaría la búsqueda de ayuda o cuidados posteriores al procedimiento, incrementando la reticencia a participar.
Ante estos resultados, Anna Brugulat, neuropsicóloga e investigadora del BBRC y líder del estudio, señaló que "es fundamental abordar las preocupaciones específicas de las mujeres y ofrecer información clara y accesible sobre los beneficios y riesgos de la participación en ensayos clínicos. Además, explorar alternativas menos invasivas, como los biomarcadores en sangre, podría fomentar una mayor equidad en la investigación".
Los factores socioculturales
El estudio destacó que las diferencias de género en la participación no se deben únicamente a aspectos biológicos, sino que están influenciadas por factores socioculturales. Por ejemplo, las mujeres participantes en el estudio suelen asumir roles de cuidadoras de familiares y tienen niveles educativos, ligeramente inferiores en comparación con los hombres, aspectos que pueden influir en su percepción sobre los ensayos clínicos.
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