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Salud

Una nueva enfermedad generalizada está en aumento, pero nadie quiere hablar de ello

Estudios recientes muestran que los jóvenes son especialmente vulnerables

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Millones de personas sufren soledad en Alemania. Defensores de pacientes la describen como “quizás la mayor enfermedad nacional”, aunque es difícil obtener cifras exactas. La Red de Competencia sobre Soledad, financiada por el Gobierno federal, calcula que más del 10 % de la población padece soledad crónica. Estudios recientes muestran que los jóvenes son especialmente vulnerables; la incidencia disminuye en la mediana edad, pero vuelve a aumentar en edades avanzadas.

Un tabú que daña cuerpo y mente

“El sentimiento de soledad parece estar más extendido en nuestra sociedad de lo que se pensaba”, afirma Birgit Schaer, presidenta de Cáritas en la Archidiócesis de Friburgo. Una encuesta en más de 300 centros de asesoramiento reveló que este problema suele permanecer oculto: muchas personas se avergüenzan de sus emociones, ya que la soledad sigue siendo un tabú. Schaer subraya la necesidad de romper la “falta de palabras” sobre el tema, ya que el aislamiento prolongado daña cuerpo y mente.

La soledad, distinta de simplemente estar solo, puede provocar estrés, tensión, trastornos del sueño, vacío, desesperación y tristeza. Según la investigadora Linda Maurer, de la Universidad de Klagenfurt, también puede desencadenar depresión, ansiedad, trastornos alimentarios y pensamientos suicidas. El riesgo de enfermedades cardiovasculares aumenta, siendo la soledad tan perjudicial como fumar 15 cigarrillos al día o sufrir sobrepeso. Entre sus causas se encuentran transiciones vitales como el paso a la universidad o al trabajo, separaciones, enfermedades graves, personalidad introvertida o cambios en la comunicación: “Nos reunimos menos, hablamos menos y enviamos más mensajes”, apunta Maurer.

Respuestas políticas y advertencias

El Ministerio de Asuntos Sociales de Stuttgart identifica como grupos de riesgo a personas con enfermedades crónicas, mayores de edad avanzada, padres o madres solteros, personas con experiencias de pobreza, migración o refugio, así como a niños y jóvenes. La Obra Diacónica de Württemberg respalda que el Gobierno federal incluya la salud mental y la soledad juvenil en su agenda, aunque advierte contra recortes en servicios sociales.

Distintos gobiernos estatales y el Ejecutivo federal han lanzado estrategias contra la soledad, con proyectos para familias, jóvenes y personas en riesgo de pobreza. Sin embargo, el FDP acusa a la administración de Baden-Wurtemberg de no reconocer la magnitud del problema y reclama una “cumbre sobre soledad” para coordinar mejor la respuesta entre sociedad, ciencia, política y municipios.

Investigaciones también vinculan la soledad con actitudes antidemocráticas: quienes la padecen participan menos en elecciones, muestran más inclinación hacia posturas autoritarias y sienten mayor amenaza social. Para el diputado Niko Reith (FDP), se trata de un desafío colectivo: “No podemos encogernos de hombros y verlo como un problema personal; debemos actuar como sociedad”.