Oncología

Prueban las ventajas de la terapia CART en estadios precoces

Un estudio muestra los beneficios de adelantar este abordaje, usado hasta ahora cuando no hay otra opción

Congreso ASCO
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El congreso de la Sociedad Americana de Oncología Clínica (ASCO, por sus siglas en inglés) es –haciendo un paralelismo no del todo exacto–, como la olimpiada de la investigación médica. Es decir, el encuentro en el que se presentan las últimas y más relevantes investigaciones que se han producido en torno al cáncer en el último año.

Y eso es lo que, una vez más, ha sucedido en Chicago, la ciudad que lo ha acogido. En esta ocasión ha servido para dar el espaldarazo a la terapia CART porque, aunque su eficacia está bien demostrada en determinados tipos de cáncer (como en linfoma no Hodgkin o la leucemia linfoblástica), ahora se han presentado evidencias de los beneficios de su uso no como terapia de rescate, sino también en etapas más precoces, en concreto en mieloma múltiple (MM).

«Ya sabíamos de su valor en pacientes en los últimos estadios de la enfermedad donde no había mas opciones y ha mostrado altísima eficacia: pasamos de tres o cuatro meses de mediana de supervivencia a tres años. Por eso pensamos, ¿por que no lo pasamos a líneas más precoces? Y este ensayo hace eso: compara Cilta-cel (una CART) en pacientes con, de una a tres líneas de tratamiento previas y refractarios a lenalidomida (lo que indica mal pronóstico), frente a los mejores fármacos de repesca disponibles», explica Jesús San Miguel, principal autor de estudio y director de Medicina Clínica y Traslacional de la Universidad de Navarra y especialista del Área de Cáncer Hematológico de la Clínica Universidad de Navarra.

El ensayo clínico, publicado simultáneamente en la revista «The New England Journal of Medicine», multicéntrico y de carácter internacional, ha contado con una muestra de 418 pacientes que fueron divididos en dos grupos, uno de ellos fue tratado con Cilta-cel, mientras que el resto recibió combinaciones triples de tratamientos convencionales. Los resultados obtenidos a los 12 meses de inicio del tratamiento mostraron que la supervivencia libre de progresión –la medida de tiempo hasta tener una recaída– estaba en el 76% en los pacientes tratados con CAR-T frente al 48% de los que recibieron el estándar de tratamiento. Todo un avance si tenemos en cuenta en España, por ejemplo, «estamos todavía pendientes de la aprobación de CART en mieloma múltiple y en pacientes refractarios», apunta San Miguel, que espera que estos datos se «traduzcan, en la práctica clínica, en que introducir pronto este abordaje en este tipo de pacientes». El siguiente paso, y ante los buenos resultados, será un nuevo estudio: «Vamos a empezar un ensayo con pacientes con MM candidatos a trasplante frente a Cilta-cel», nos adelanta. «Ojalá sea un paso más en el sueño, desde hace 40 años, de que el mieloma múltiple llegue a curarse», nos confiesa.

Avances en cáncer cerebral

Pero esta no ha sido, ni mucho menos, la única aportación de la Oncología española en ASCO. Otro estudio, en el que ha participado Juan Manuel Sepúlveda, coordinador de la Unidad de Neurooncología del Hospital 12 de Octubre, de Madrid, demuestra que una pastilla detiene varios años la progresión del glioma difuso de grado 2, un tumor cerebral maligno.

Los gliomas de grado 2 con mutación en el gen IDH representan el 30% de los tumores cerebrales. Ahora, este ensayo, llamado Índigo y en el que se han incluido durante tres años 331 pacientes, concluye que vorasidenib en las personas con glioma con mutación IDH de grado 2 prolongó en torno a 30 meses la supervivencia libre de progresión respecto a la administración de placebo y pospuso más de 40 la necesidad de tratamiento, siendo en algunos casos indefinida. Vorasidenib, con riesgo bajo de toxicidad, apenas produjo efectos secundarios remarcables en los pacientes sometidos a estudio.

Sepúlveda destaca el caso de un paciente con un tumor que le causaba muchas crisis epilépticas y paralización del lado derecho. El paciente fue incluido en el estudio y fue tratado con placebo y al cabo de pocos meses se vio cómo el tumor había crecido. En ese momento se inició el tratamiento con vorasidenib y con ello no solo se redujo el tumor, sino que también se consiguió una mejora significativa de su movilidad, así como un control completo de las crisis epilépticas. «Confiamos que con estos resultados, vorasidenib esté disponible para todos los pacientes recién operados por gliomas con esta mutación», señala.

Otro estudio destacado presentado en Chicago, fue el Adaura, un ensayo de fase III en cáncer de pulmón no microcítico (el tipo más común). Presentado en la sesión plenaria, demostró cómo osimertinib mejora significativa de la supervivencia global de los pacientes con este tumor resecable con mutación EGFR en estadios precoces.

«Estos resultados tan esperados de supervivencia global, con un 88% de pacientes vivos a los cinco años, son un logro en el tratamiento del cáncer de pulmón con mutación del EGFR en estadios tempranos. Estos datos subrayan que el tratamiento adyuvante con osimertinib podría proporcionar posibilidades de supervivencia a largo plazo», asegura Roy S. Herbst, director adjunto y jefe de Oncología Médica del Centro Oncológico de Yale y del Hospital Oncológico Smilow (en Estados Unidos) e investigador principal del ensayo.