Dermatología

Rosácea, derribando el mito de «no tiene tratamiento»

Es una enfermedad que a pesar de ser muy común no se suele tratar porque la mayoría de los que la padecen desconocen que se puede combatir con éxito

Aún existe la creencia de que al ser una condición crónica de la piel no se puede tratar
Aún existe la creencia de que al ser una condición crónica de la piel no se puede tratarArchivo de Clínica Dermatológica de Felipe

Aproximadamente 415 millones de personas en el mundo padecen rosácea. Sí, se trata de una afección cutánea muy común de la que podría decirse que resulta «una gran conocida a la vez que desconocida», y es que, siendo una de las dolencias dermatológicas más extendidas entre la población, la información sobre su tratamiento es escasa. Aún existe la creencia de que al ser una condición crónica de la piel no se puede tratar.

Como dato importante, no es una enfermedad de carácter grave, pero sí que afecta negativamente a la calidad de vida por la incómoda y dolorida inflamación, así como por la sensación de ardor y picor que provoca en la piel del rostro. Algunas de sus manifestaciones más visibles son rojez, vasos sanguíneos perceptibles y pápulas inflamadas, lo cierto es que su componente estético puede suponer una pesada carga emocional para el paciente.

La clave para controlar los síntomas, evitar las complicaciones y el empeoramiento de la rosácea es un diagnóstico precoz y un tratamiento individualizado. Por ello resulta necesario dar a conocer esta patología dermatológica, ya que, aunque seguramente todos hemos oído hablar de la rosácea, suele ser como un «eco» lejano con poca o ninguna información, sobre todo en lo que respecta a su tratamiento.

Una enfermedad para la que la dermatología tiene soluciones

En los últimos años, la dermatología ha avanzado significativamente en el manejo de esta afección crónica que, si bien es cierto no tiene una cura definitiva, sí existen soluciones muy eficaces para que disminuya la sintomatología (hasta en la mayoría de los casos desaparecer). Así nos lo aclara el Dr. De Felipe, reconocido especialista en rosácea y su equipo especializado de dermatólogos de la Clínica Dermatológica De Felipe, a quienes hemos consultado para que expliquen qué es exactamente esta enfermedad, cuáles son sus causas y qué puede hacerse para combatirla.

«La rosácea es una enfermedad inflamatoria crónica y progresiva de la piel que se caracteriza principalmente por un enrojecimiento persistente en áreas específicas del rostro, como la frente, la barbilla, las mejillas y la parte inferior de la nariz. A diferencia del acné vulgar, en la rosácea se produce un gran enrojecimiento en las zonas más sebáceas de la cara que produce malestar y ardor. Las personas con rosácea padecen brotes que pueden empeorar con la edad, tienen una piel muy sensible a los cosméticos o cremas y se ponen coloradas con facilidad», detallan desde la Clínica Dermatológica De Felipe (con sedes en Madrid, Barcelona y Londres), recordando también que la inexistencia de una prueba diagnóstica específica hace aún más necesaria la intervención de un experto para una evaluación clínica y un diagnóstico.

Tipos y causas de rosácea

Hay que tener en cuenta que la rosácea puede manifestarse de diversas maneras y a diferentes edades, por lo que un diagnóstico individualizado es crucial para saber qué tipo de rosácea es. De esta forma, podrían diferenciarse la rosácea eritematosa, que se manifiesta con un enrojecimiento difuso y persistente sin lesiones inflamatorias significativas; la rosácea papulosa o acné rosácea, caracterizada por la aparición de pequeños granos rojos sobre un fondo rosado, generalmente asociados a inflamación moderada, y en ocasiones, vinculada a la presencia del ácaro Demodex; la cuperosis, que se evidencia como un enrojecimiento localizado, especialmente en las mejillas, y suele estar relacionada con factores hormonales o irritativos; y la rinofima, la forma más avanzada que afecta principalmente la nariz, provocando un engrosamiento de la piel y cambios en la textura debido a la hiperplasia de las glándulas sebáceas.

La mayoría de los que padecen rosácea desconocen que se puede combatir con éxito
La mayoría de los que padecen rosácea desconocen que se puede combatir con éxitoArchivo de Clínica Dermatológica De Felipe

Los especialistas de la Clínica Dermatológica De Felipe aseguran que no hay una única causa que la origine: «es el resultado de la conjunción de diversos elementos que, juntos, alteran el equilibrio natural de la piel».

Entre los factores más importantes se encuentra la alta producción de sebo, que genera un exceso que desequilibra el pH y favorece la inflamación. Además, la sensibilidad cutánea de estos pacientes derivada de una función barrera de la piel alterada hace que incluso productos que serían inofensivos en otras personas o situaciones normales de la vida cotidiana puedan desencadenar irritaciones y brotes.

Asimismo, la labilidad vascular, recuerdan desde la Clínica Dermatológica De Felipe, provoca una dilatación excesiva de los vasos sanguíneos ante estímulos como cambios de temperatura o estrés, intensificando el enrojecimiento. Por último, la proliferación del ácaro Demodex folliculorum, en condiciones de inflamación crónica, agrava la respuesta inmune y favorece la aparición de brotes, especialmente en la rosácea papulosa.

«Comprender estos factores —afirman desde la clínica— es esencial para desarrollar un tratamiento integral y personalizado que combata tanto las causas subyacentes como los síntomas visibles».

Tratamientos y consejos para combatirla

Frente a todo ello, es imprescindible un enfoque terapéutico integral que combine intervenciones médicas especializadas con medidas de autocuidado diario. En la Clínica Dermatológica De Felipe se ha desarrollado un protocolo de tratamiento que, de manera personalizada y de acuerdo con cuál sea la causa, aborda de forma no invasiva tanto los síntomas visibles como las causas subyacentes de la rosácea.

Uno de los pilares del tratamiento consiste en el uso de retinoides, compuestos derivados de la vitamina A que ayudan a regular la producción de sebo y promueven la renovación celular. Estos productos contribuyen a disminuir la inflamación y a mejorar la textura de la piel, consiguiendo que la aparición de brotes se reduzca de forma significativa. «Aunque los retinoides pueden provocar irritación en algunos casos, su aplicación bajo estricta supervisión médica permite maximizar los beneficios y minimizar los efectos secundarios», afirman.

Para aquellos pacientes que presentan una elevada sensibilidad cutánea, la microdermoabrasión o los peelings superficiales se han consolidado como una técnica eficaz. Estos procedimientos exfolian suavemente la capa superficial de la piel, eliminando las células muertas y favoreciendo el intercambio celular, lo que se traduce en una epidermis más uniforme y resistente. La mejora en la textura y la luminosidad del rostro no solo es estética, sino que también facilita la acción de otros tratamientos tópicos, potenciando su eficacia y ayudando a prevenir nuevos brotes.

Si bien es cierto que no tiene una cura definitiva, sí existen soluciones muy eficaces para que disminuya la sintomatología
Si bien es cierto que no tiene una cura definitiva, sí existen soluciones muy eficaces para que disminuya la sintomatologíaArchivo de Clínica Dermatológica de Felipe

Destacado es también el uso del láser IPL (Luz Pulsada Intensa), especialmente indicado para tratar el componente vascular. Mediante la emisión de ondas de luz, el láser IPL actúa sobre la hemoglobina de los vasos sanguíneos dilatados, fragmentando el pigmento acumulado y reduciendo de forma gradual el enrojecimiento facial. Este procedimiento resulta rápido y prácticamente indoloro, lo que permite a los pacientes retomar sus actividades cotidianas casi de inmediato.

Cuando la causa es la proliferación del ácaro Demodex, se recurre a la terapia fotobiológica combinada con tratamientos antimicrobianos. La terapia fotobiológica utiliza longitudes de onda específicas de luz roja y azul para regenerar la piel, disminuir la inflamación y estimular la producción de colágeno. Al asociarse con antimicrobianos como el metronidazol o la ivermectina, se consigue controlar la presencia excesiva del ácaro y reducir la frecuencia e intensidad de los brotes.

Sumado a los tratamientos en consulta, el manejo de la rosácea requiere una atención especial en el hogar. Es fundamental, recuerdan desde la clínica, que los pacientes adopten hábitos de cuidado que ayuden a minimizar los desencadenantes de la enfermedad: «utilizar productos dermatológicos organizados en una rutina diaria que trate todas las causas de la rosácea; protección solar; una buena alimentación evitando alimentos muy picantes, el alcohol y comidas excesivamente calientes; y el control del estrés pueden ser claves para mantener a raya la rosácea», destacan. Por otro lado, el protocolo de la Clínica De Felipe una vez finalizado incluye un tratamiento de mantenimiento personalizado para evitar brotes futuros.

«Sin duda, cuando se sospecha que se padece rosácea sea en la forma que sea, acudir a un dermatólogo especialista es sinónimo de soluciones eficaces para controlarla, evitar complicaciones así como el empeoramiento, y recuperar un bienestar integral», concluye el doctor De Felipe.