
Alopecia femenina
No es solo cosa de hombres: una de cada tres mujeres con más de 40 años experimenta algún grado de alopecia androgenética
Mientras que la versión masculina de esta patología ocupa titulares, conversaciones y hasta soluciones socialmente normalizadas, la forma femenina continúa a menudo

Es fundamental comprender que la alopecia más común, la androgenética, en mujeres no suele llevar a la calvicie completa como en los hombres, pero sí provoca un adelgazamiento progresivo y significativo del cabello. La diferencia clave es que en las mujeres se desarrolla de forma distinta al patrón masculino.
Lo preocupante es que existe un estigma social que hace que muchas mujeres oculten el problema cuando comienzan a notarlo, no hablen de él o incluso descarten acudir al médico. La consecuencia es clara: la mayoría desconoce que puede no ser el estrés, la edad, los embarazos o la menopausia —a lo que habitualmente se achaca la pérdida de densidad capilar femenina—, sino que se trata de alopecia androgenética femenina y que se puede frenar con éxito si se diagnostica a tiempo.
Mientras que la versión masculina de esta patología ocupa titulares, conversaciones y hasta soluciones socialmente normalizadas, la forma femenina continúa a menudo invisibilizada. Sin embargo, se estima que una de cada tres mujeres con más de 40 años experimenta algún grado de alopecia androgenética. La cifra se eleva a más del 50% en mayores de 65. No se trata, por tanto, de algo poco habitual, sino de la realidad de millones de mujeres en el mundo.
Más común de lo que se cree
A diferencia de los hombres, donde la alopecia androgenética suele manifestarse con entradas y coronilla despoblada, en las mujeres el patrón es difuso: la melena pierde densidad en la zona superior y frontal, el cabello se vuelve más fino y el cuero cabelludo comienza a transparentarse. Muchas lo describen como «tener menos volumen» o «notar que el pelo ya no crece como antes».
«Cada semana atendemos a mujeres que llegan convencidas de que su caso es estrés, embarazos, la edad avanzada o la menopausia, cuando en realidad responden a un patrón muy común», señala el Dr. Íñigo de Felipe, reconocido dermatólogo con más de treinta años de experiencia y fundador de las clínicas Remind Hair y Clínica Dermatológica De Felipe. «Lo grave es que gran parte de ellas lo consulta tarde, cuando ya han perdido un porcentaje importante de folículos. La clave es adelantarse: cuanto antes se diagnostique, más capacidad tendremos para frenar el proceso y preservar el cabello».
Por qué ocurre: la biología detrás de la caída

La alopecia androgenética femenina está relacionada con la acción de las hormonas andrógenas sobre los folículos pilosos, lo que provoca una miniaturización del folículo piloso y un acortamiento progresivo del ciclo de crecimiento del cabello. Con cada ciclo, el pelo se hace más fino y débil, hasta que finalmente el folículo se fibrosa y deja de producirlo.
No es una caída brusca, sino un proceso lento y silencioso, que muchas veces comienza a notarse a partir de los 30 años, aunque puede debutar antes en mujeres con predisposición genética. Factores como el estrés oxidativo, los cambios hormonales (embarazo, menopausia), ciertas medicaciones o enfermedades tiroideas pueden acelerar su evolución, pero no suelen ser la causa.
«La alopecia androgenética femenina no significa tener caída de pelo, sino perder densidad capilar progresivamente», explica el Dr. De Felipe. «Por eso las pacientes suelen percibir primero que tienen menos volumen o que el pelo se afina. Es una señal de alarma que conviene atender de inmediato».
El tabú que aún persiste
Pese a su frecuencia, la alopecia en mujeres continúa rodeada de un fuerte tabú. Mientras que un hombre calvo puede considerarse incluso atractivo en muchos contextos sociales, para la mujer el impacto emocional es mucho mayor. La autoimagen, la seguridad personal e incluso las relaciones sociales pueden verse condicionadas por la pérdida de cabello.
En este contexto, la falta de información clara y accesible no ayuda. Muchas mujeres siguen creyendo que «no hay nada que hacer» o que «es parte de la edad», resignándose a convivir con la pérdida de densidad. Nada más lejos de la realidad.
«Hoy sabemos que la alopecia androgenética femenina puede frenarse con tratamientos médicos personalizados y mínimamente invasivos», asegura el Dr. De Felipe. «Resignarse no es la solución. El cabello, al igual que la piel, merece un cuidado preventivo y específico».
Tratamientos actuales: de la teoría a la práctica
La buena noticia es que los avances en medicina regenerativa capilar han abierto una ventana de soluciones muy eficaces. En Remind Hair, clínica de referencia en tricología con sedes en Barcelona, Madrid, Terrassa y Girona, explican que trabajan con un protocolo integral que combina distintas estrategias según el perfil de cada paciente. Entre ellas destacan los inhibidores de la 5-alfa reductasa, que pueden administrarse por vía oral, microinyectados o en formato tópico; los inhibidores de los receptores de andrógenos, igualmente orales o microinyectados; y el minoxidil, disponible en diferentes presentaciones (tópico, oral o microinyectado) para estimular directamente el folículo.

A estas terapias se suman el plasma rico en plaquetas (PRP), un concentrado de factores de crecimiento que reactiva la actividad folicular, y los exosomas derivados de células madre, con un gran potencial para regenerar tejidos y favorecer la producción de cabello de mayor calidad. También se utilizan la terapia láser de baja intensidad, que mejora la oxigenación y el metabolismo celular en el cuero cabelludo, y la terapia hormonal local, basada en microinyecciones de estrógenos o progesterona en casos seleccionados bajo estricto control médico.
Finalmente, en situaciones más avanzadas, puede recurrirse al trasplante capilar, siempre combinado con tratamientos regenerativos que optimicen los resultados y garanticen una evolución más natural.
«El objetivo no es solo detener la caída, sino reeducar el folículo para que vuelva a producir cabello con una densidad aceptable», explican desde la clínica. «Se trata de despertar a las células madre foliculares de su letargo y acompañar el envejecimiento con salud y realismo, evitando falsas expectativas y resultados artificiales».
La importancia de un diagnóstico precoz
El primer paso es siempre un diagnóstico clínico especializado. A través de la tricoscopia y otras pruebas, el dermatólogo puede determinar el tipo exacto de alopecia, descartar otras patologías y diseñar un protocolo adaptado.
«La alopecia androgenética femenina no tiene cura definitiva, pero sí control», subraya el equipo de especialistas de la clínica Remind Hair. «Con el diagnóstico y tratamiento adecuados, se puede frenar de forma eficaz, preservar el cabello existente y mejorar notablemente su calidad».
En la práctica, esto significa que una mujer que detecta pérdida de densidad a los 30 o 40 años tiene una oportunidad real de mantener su cabello durante décadas, siempre que inicie un tratamiento precoz y constante.
Una invitación a no resignarse
La propuesta de estos expertos es clara: cuidar el cabello con la misma atención con la que cuidamos la piel. La clave está en entenderlo no solo como un rasgo estético, sino como parte esencial de nuestra salud y bienestar emocional.
El mensaje es esperanzador: cuanto antes se detecta la alopecia androgenética femenina, mejor se controla. Las indicaciones del Dr. De Felipe y de su equipo de profesionales en las clínicas Remind Hair son claras: no resignarse, no esperar a que el volumen sea irreparable y, sobre todo, no normalizar un problema que tiene solución.
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