Derecho a la vida
El suicidio de Europa
Es preocupante el pronunciamiento del Tribunal Federal Constitucional de Alemania, que acaba de reconocer el ilimitado derecho al suicidio de toda persona, como «expresión máxima de su autonomía». Aún así, quisieron citar los precedentes de la Aktion T4 nazi –bajo cuyo programa se eliminaron a miles de personas–, aunque afirman que fue una «eutanasia involuntaria». Algo es algo y menos, nada.
Para los jueces alemanes, el derecho a la autodeterminación sobre la propia existencia, está por encima de cualquier otro. No solo no lo restringen a enfermos graves, crónicos o incurables, sino que lo reconocen para toda persona, sea cual sea su edad y salud. Para el Tribunal no hay contradicción en que el «derecho humano fundamental al suicidio», esté por encima del derecho a la vida, y su objeto sea acabar con ella. A partir de ahora será legal la escena de una persona trastornada que quiera arrojarse por un puente, sin que nadie pueda impedírselo.
Nihilismo en estado puro, que niega todo valor a la vida. A la objeción de conciencia a prestar la ayuda necesaria al suicida incapacitado, la respuesta es la comercialización de esa actividad. Pronto veremos servicios funerarios integrales, con inyección letal incluida. Concebir el suicido como un derecho fundamental, ilimitado y superior al derecho a la vida, es el reflejo de una sociedad trastornada, moralmente muy enferma, y que ha decidido suicidarse.
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