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“Los políticos no toman medidas pensando en las mujeres ni en el que tiene un sueldo de mierda”

Vicky es limpiadora y alterna dos trabajos a media jornada para poder cuidar de sus hijas. Apenas llega a mileurista y echando la vista atrás, ahora lo tiene claro: “Quiero que mi niña sea algo porque para fregona ya estoy yo”

Suena el despertador... Las 4:45 de la mañana. Me levanto, me ducho, dejo preparado el desayuno y el almuerzo de las niñas, hago la mochila de mi marido y salgo pitando para el curro. “Hola, me llamo Vicky, tengo 43 años, estoy casada y soy madre de dos niñas”.

Nuestra protagonista lleva “currando desde los 16” y su día a día es frenético. Lo de la conciliación aún le queda lejos y la única manera que ha encontrado para poder estar con sus hijas es buscarse dos trabajos de media jornada. Echando la vista atrás se arrepiente de no haber seguido estudiando. Quizás, “ahora tendría otro tipo de trabajo”.

Vicky es limpiadora, pero siempre le gustó la moda. Al cumplir los 16 tuvo que tomar la decisión de seguir estudiando o trabajar, no podía estar en casa sin hacer nada y se tiró, como ella dice, “a lo más fácil”. Ahora, no puede evitar verse reflejada en su hija Nerea, de 14 años: “Como mi niña mayor, porque yo estoy encima y quiero que sea algo... porque para fregona ya estoy yo". Sus palabras dicen tanto... Y mientras los que la escuchamos la miramos en silencio, con un nudo en la garganta, ella prosigue su tarea.

Un trabajo mejor para ella y un futuro mejor para ella. Ese es su deseo, pero llevarlo a cabo no es tarea fácil. Vicky entra a trabajar a las 6:00. Risueña y amable, nunca tiene una mala palabra o un mal gesto. Comparte “curro” con Estefanía, Giovanna, Anabel, Begoña y otras tantas mujeres con historias semejantes a la suya. Sale de trabajar a las 8:30 y se va andando hacia casa. Aprovecha para hacer algún recado, recoger la casa, preparar su comida y la del día siguiente... y a las 13:30 horas ya está entrando por la puerta de su segundo trabajo.

A las 16:00 horas sale de trabajar y se va directa a por las niñas al colegio. Una vez en casa toca ducharse, estudiar y hacer deberes, sobre todo con la pequeña, Noelia (8 años). Cuando por fin terminan la interminable lista de tareas, cenan juntas y hablan de su día. Cuando se quiere dar cuenta son las once de la noche y aún no se ha acostado.

Apenas llegan a mileuristas

Su marido sale a la misma hora que ella de casa y regresa en torno a las nueve de la noche, por lo que no puede contar mucho con él en su día a día. Y pese a la carga de trabajo, apenas llegan a mileuristas. “Igual necesitaba hacer más horas, pero ahora mismo quiero estar con mis hijas. Son mi prioridad. A mí me da mucha pena que mi suegra se tenga que hacer cargo de ellas, madruga todas las mañanas para llevarlas al colegio y tiene 72 años”, nos cuenta Vicky apenada. Pero a día de hoy, no tienen otra alternativa: “No hay medidas suficientes de conciliación. Para poder cuidar de mis hijas tuve que cogerme media jornada”.

Vicky se levanta a las 4:45 para ir a trabajar cada día / Foto: Javier Fdez-Largo
Vicky se levanta a las 4:45 para ir a trabajar cada día / Foto: Javier Fdez-LargoJavier Fernández Largo

No quiere ni oír hablar de los políticos porque ellos “no toman medidas pensando en las mujeres, ni en el que tiene un sueldo de mierda. En sus casas no faltará una cuidadora que esté con sus hijos, pero yo no me puedo permitir el lujo de contratar a nadie que recoja a las mías”.

Vicky asegura haber tenido suerte en todos sus trabajos. “Por el hecho de ser mujer no me he sentido menospreciada ni infravalorada. Nunca he tenido problemas con ningún compañero en este sentido. En mi trabajo no hay diferencia entre hombres y mujeres”.

A sus 43 años ya no espera nada. Dice tenerlo todo hecho, como aquel que dice. Pero sí aspira a que sus hijas tengan un futuro mejor. Y eso depende, en parte, de los políticos. Nerea aún no tiene muy claro qué ser de mayor pero su madre quiere que se forme y llegue a ser lo que ella quiera. Noelia, la pequeña, parece tenerlo más claro: profesora, veterinaria... y lo que surja.

Sobra decir que Vicky lo da todo por Nerea y Noelia. Tanto que apenas tiene tiempo para ella. Su momento del día es ese ratito en el que va caminando sola del trabajo a casa. ¿Y su vida social? Pues depende de los deberes o exámenes que tengan sus hijas. Si alguna tiene que estudiar, se quedan todos en casa por solidaridad. Si el cole se porta bien y libera a las niñas, salen a dar una vuelta o visitar algún museo económico o gratuito, a ser posible.

Giovanna, Vicky y Estefanía sonríen tras una jornada de trabajo más. Cada una de ellas tiene una historia por contar
Giovanna, Vicky y Estefanía sonríen tras una jornada de trabajo más. Cada una de ellas tiene una historia por contarJavier Fdez-Largo

¿Cómo te ves dentro de diez años?

Mirando al futuro Vicky lo tiene claro. ¿Cómo te ves dentro de diez años?: "Si me toca la lotería, feliz y sin trabajar. Si no, pues a seguir currando para sacar a mis hijas adelante”.

Una historia que bien podría ser la de cualquiera de sus compañeras. Estefanía es la más joven del grupo, con apenas 26 años ya sabe lo que es tener varios trabajos para poder llegar a fin de mes. Aún no tiene niños pero sí un amigo de cuatro patas al que adora, “Merengue". Giovanna, de 50, es una de las más experimentadas. Tiene tres hijos, pero sólo la pequeña, de 19 años, sigue viviendo en casa. Sus dos hijos mayores ya se han independizado, pero eso no evita que se haya tenido que buscar otro trabajo.

Begoña se levanta cada día a las 4:00 horas y trabaja los siete días de la semana. Anabel, otra de las jóvenes del grupo, tiene un hijo estudiando en Londres porque aquí en España no le iba muy bien. Su jornada laboral comienza a las cinco de la mañana y termina a las diez de la noche. Y como ellas, un sinfín de mujeres que luchan cada día por sacar a sus familias adelante.