Coronavirus

Matrimonios Covid-Discordantes

¿Cómo es posible que en parejas que hacen vida conyugal y comparten desde los cubiertos a la cama, solo uno de ellos se haya contagiado? no existen explicaciones médicas para este fenómeno. «si no me ha contagiado mi mujer, quién lo hará entonces», dice Manuel

Guillermo Y Yan, matrimonio. Ella tuvo Covid, pero él no se contagió.
Guillermo Y Yan, matrimonio. Ella tuvo Covid, pero él no se contagió.©Gonzalo Pérez MataLa Razón.

Desafiando al refranero español, no siempre se cumple aquello de que dos que duermen en el mismo colchón se vuelven de la misma condición. El desconocimiento sobre la COVID-19 es algo que han reconocido los propios investigadores y todavía quedan en el aire numerosas incógnitas que nadie puede resolver.

Al mismo tiempo que se analizan las secuelas que deja el virus en aquellos que se han infectado, también se estudian casos sobre contagios para los que no se encuentra una explicación científica, al menos de momento. Y en este grupo de misterios por resolver se encuentra el caso de las parejas y matrimonios COVID-discordantes, es decir aquellos en los que uno de ellos ha caído enfermo, ha experimentado los síntomas del coronavirus y más tarde se lo han confirmado los test inmunológicos, mientras que el otro ha dado negativo.

¿Cómo puede explicarse esto? ¿Cómo es posible que se hable de un virus tan contagioso que nos obliga a todos a ir con mascarillas por la calle y limpiarnos compulsivamente con gel hidroalcohólico y al mismo tiempo dos personas que viven juntas, se acuestan, comen y besan no se hayan infectado ambos? Esta pregunta se la hacen Manuel Fernández y Pepa Martínez, ella ha dado positivo y él negativo.

«Esto es una locura, no podemos entenderlo, los médicos tampoco nos han dado una explicación», asegura el padre de familia. También el hijo de ambos, Borja, de 22 años, se hizo las pruebas y dio negativo. Nos cuentan que después de tres meses confinados tenían ganas de abrir sus dos restaurantes madrileños, así que decidieron pagarse las pruebas para estar seguros de que ninguno había contraído el virus. Manuel no había experimentado ningún síntoma y Pepa tan solo dolor de cabeza puntual, pero nada grave.

Manuel y Pepa, en el restaurante madrileño que regentan
Manuel y Pepa, en el restaurante madrileño que regentan©Gonzalo Pérez MataLa Razón.

«Sí es cierto que, en febrero, pasé un constipado de los fuertes, con fiebre y mucosidad. Varias de las trabajadoras del restaurante también estuvieron malas, pero no le dimos importancia porque por aquel entonces no se hablaba de casos de COVID en España», relata esta hostelera que está al frente de El Capirote. «Cuando empezó la fase 1 decidimos hacernos las pruebas, porque queríamos incorporarnos al trabajo y nos llevamos una sorpresa cuando nos dieron el resultado. Mi mujer dio positivo con anticuerpos de 6,6 sobre 10 y yo negativo», relata Manuel, de 49 años.

«No nos fiábamos de los resultados, como decían que algunos aportaban datos erróneos, opté por hacérmelos otra vez, en esta ocasión en Hospital La Milagrosa y de nuevo di negativo», detalla. «A mí me dijeron, que aunque tenía una buena cantidad de anticuerpos estaba inmunizada pero no de manera indefinida, sino que los anticuerpos duraban unos seis meses o un año. Además, me insistieron en que siguiera con todas las medidas de prevención porque podía volver a contagiarme. Sobre el tema de la inmunidad al coronavirus no se sabe mucho», cuenta Pepa, de 48 años.

Ambos nos confiesan atónitos su caso mientras preparan la terraza de Ni subo ni bajo, su otro restaurante: «Me fastidia, encima, el dineral que nos hemos dejado en los test. Nos los hemos hecho en primer lugar por nosotros, pero también para que la clientela esté segura y sepa que estamos sanos, pero es una pasta. Cada test me ha costado 70 euros, y he pagado cuatro, así que he gastado 280 euros. El Gobierno debería de subvencionar estas pruebas porque es una cuestión de salud pública. También deberían de hacerse más estudios porque no nos pueden meter a todos en el mismo caso, mira lo que nos ha ocurrido a nosotros, es algo incompresible», reivindica Manuel.

La explicación médica que les ofrecieron sobre por qué uno sí ha dado positivo y otro no, tampoco les convenció demasiado. «Dicen que puede influir el grupo sanguíneo, Pepa es A positivo y yo 0 positivo, dicen que el de ella es más sensible a contraer el virus. Pero, vamos, que tampoco hay nada demostrado», subraya el empresario.

¿Inmunidad natural?

Lo que sí le dejaron claro a Manuel en el Hospital es que, si por su organismo hubiera pasado el bicho, habría dejado rastro, «o alguna secuela o algo». «La duda que me suscita esto es que, si he estado conviviendo y haciendo vida marital con mi esposa y no me he contagiado, ¿podrá hacerlo otra persona?», reflexiona con preocupación ya que, además, Manuel es población de riesgo al sufrir el «El factor V Leiden», una enfermedad hereditaria que afecta a la coagulación sanguínea. Pero su caso no es el único y así lo demuestran Guillermo, de 41 años, y Yan, de 32.

Ambos residen en Shanghái, pero la crisis del coronavirus les pilló viajando. Cuando quisieron regresar no se permitía la entrada en el país, así que se trasladaron temporalmente a casa de los padres de él en Madrid. Yan, además, estaba embarazada y no podían moverse mucho ya que estaba a punto de dar a luz. En marzo, la futura madre comenzó con los síntomas de la COVID-19: fiebre, dolor de cabeza, tos.... «Fuimos a urgencias, le hicieron el test y dio positivo. Nos dijeron que nos fuéramos a casa y que tomara paracetamol. Sus síntomas fueron pasándose con los días. No le dieron más medicación por el embarazo, además tenía alto el nivel de oxígeno en sangre así que no consideraron que fuera un caso grave, relata el padre primerizo. Más tarde, él se hizo las pruebas también y dio negativo y sin anticuerpos, es decir que no había sido contagiado. Sus padres tampoco.

«Es incompresible, durante el confinamiento estuvimos los cuatro juntos haciendo vida normal, jugando a las cartas, pasándolas como es lógico de uno a otro y nada... Lo que más nos tranquilizó es que el bebé, pese a que Yan era positivo, no contraería el virus, tan solo los anticuerpos, así que fueron buenas noticias», afirma el matrimonio que ahora disfruta en casa del pequeño Agustín y con la mirada puesta ya en su regreso a casa, que esperan que sea posible cuanto antes. Para tratar de pone un poco de luz en estas paradójicas situaciones,, el médico internista Miguel Marcos aclara que puede darse el caso de un falso negativo del test, que puede ocurrir con los rápidos o con el ELISA.

«También podríamos estar hablando de una inmunidad natural o baja susceptibilidad individual a la infección. Sabemos, aunque no está claro por qué, que hay personas con menos riesgo de infectarse que otras. Es decir, que expuestas a la misma cantidad de virus no desarrollan la infección, mientras que otros, sí», afirma. Los mecanismos están en estudio, según el doctor del Hospital Universitario de Salamanca, y pueden ir por la presencia de anticuerpos en mucosas que eliminan el virus o por infecciones por otros coronavirus u otros mecanismos en estudio. «Otra posibilidad sería que el caso positivo sea poco contagioso», argumenta. Unas explicaciones que no acaban de convencer a estas parejas COVID-discordantes.