Navidad

Los 1.000 euros que salvarán la Navidad de la juguetera Eugenia

Una iniciativa solidaria de dos jóvenes de Barcelona, Lucas y Alberto, se convierte en la esperanza de los pequeños negocios que auguran una temporada ruinosa. “Esto supone un aliciente para seguir adelante”, reconoce la empresaria

Eugenia Pujol, de 35 años, en su juguetería "Fabre" de Barcelona
Eugenia Pujol, de 35 años, en su juguetería "Fabre" de BarcelonaMiquel GonzalezShooting

A mediados de noviembre, Lucas Ras y Alberto Giral debatían sobre lo difícil que serían estas Navidades para muchas familias con motivo de la pandemia. «Cada vez veía más negocios que estaban pasándolo mal, muchos ya habían cerrado, y hablé con varios dueños de jugueterías que me confesaron sus malos augurios sobre la temporada que se avecina. Así que se lo comenté a Alberto y comenzamos a idear algo para poder echarles un cable», explica Lucas. Así que con una caña de por medio, estos dos treintañeros dieron forma a un proyecto solidario para impulsar la actividad económica de las jugueterías. El resultado fue una plataforma de crowdfunding, «Ningún peque sin juguete», a través de la cual, cualquier persona puede donar lo que considere oportuno para esta causa. «Esta iniciativa tiene una doble meta. Por un lado, apoyar al pequeño comercio juguetero y, por otro, conseguir que esta Navidad, todos los niños tengan un juguete bajo el árbol», añade Alberto.

El objetivo de estos amigos es conseguir 10.000 euros y repartirlos entre 10 jugueterías, 1.000 euros para cada una, y una vez tengan los juguetes, canalizar la entrega a través de la Cruz Roja, con quien se han asociado para este proyecto. «De momento, llevamos recaudado 6.648 euros, esperamos conseguirlo hasta el 15 de diciembre que es la fecha tope para luego poder gestionar la compra y entrega de juguetes. El 95% de las donaciones que hemos recibido hasta ahora ha sido de particulares», añade Giral.

Inversión en adaptación virtual

Una de las jugueterías que se beneficiarán de esta iniciativa es la de Eugenia Pujol, que respira aliviada con este pequeño empujón. Ella regenta una de las jugueterías más antiguas de Barcelona, y pese a que hace ocho años estuvieron a punto de cerrarla, ella apostó por mantener la ilusión viva. «Es un negocio familiar que lleva funcionando desde 1860. El confinamiento ha sido duro y ahora esperamos que la gente se conciencie de la necesidad de apoyar al pequeño comercio. Estos 1.000 euros suponen una ayuda fundamental, nos servirá para poder reinventarnos y apostar por la venta online», reconoce la propietaria, quien espera que sus hijos (tiene tres aún muy pequeños) puedan mantener el espíritu de la empresa familiar en el futuro. «Es un negocio muy esclavo, pero muy bonito. No sé si sobreviviríamos a otra crisis, pero nosotros no pararemos de luchar. Lo que sí he notado es que la gente está concienciada con el apoyo a los pequeños comercios. Nosotros también tenemos zona de librería, aunque es verdad que lo que más margen de beneficio nos da es la venta de juguete, sin ello no sé cómo estaríamos», asevera esta barcelonesa. Su apuesta personal de este año es un dron de madera que viene con sensores y que los niños se pueden pasar entre ellos sin tocarse. «Hay que adaptarse a los nuevos tiempos, no queda otra», sentencia.