Derecho a la vida
Coalición de religiones contra la eutanasia
Las principales confesiones religiosas se reunieron ayer para firmar en Madrid un manifiesto contra la aprobación de esta ley orgánica
Coalición de religiones para plantar cara al Gobierno de coalición. Las principales confesiones religiosas se reunieron ayer para firmar en Madrid un manifiesto que rechaza de plano la proposición de ley orgánica de regulación de la eutanasia, camino ya del Pleno del Congreso tras ser avalada por la Comisión de Justicia. «Pedimos a los responsables de las naciones y a nuestros gobernantes que edifiquen una sociedad basada en el valor inviolable de la vida humana y la dignidad de la persona, y que rechacen las leyes que atentan contra ella».
Esta es la plegaria lanzada a una sola voz por los representantes de cristianos –católicos, anglicanos, protestantes y evangélicos–, musulmanes, judíos e hindúes, que rubricaron ayer un documento en el que muestran su preocupación «de manera especial» por la tramitación de la norma. «Frente a ella abogamos por una adecuada legislación de los cuidados paliativos», expone el texto, que se presentó en un encuentro interreligioso que tuvo lugar en el auditorio madrileño de la Institución Teresiana, simbólicamente cercano al Tribunal Constitucional.
En este manifiesto, las confesiones reiteran unísonas su contundente condena a «cualquier retorno de la violencia en nombre de Dios y de la religión» y se presentan como «arquitectos de la paz y de la fraternidad en medio de la sociedad».
En nombre de la Iglesia católica, el secretario general de la Conferencia Episcopal, Luis Argüello, expuso a los asistentes al evento que el ser humano es «sujeto natural de derechos que nadie puede violar, ni el individuo, ni el grupo, ni la clase social, ni la nación, ni el Estado, tampoco puede hacerlo la mayoría del cuerpo social, poniéndose en contra de una minoría». El también obispo auxiliar de Valladolid compartió que «las circunstancias de la vida según los sufrimientos del paciente» no pueden «justificar la supresión de la persona enferma». Desde ahí, hizo un llamamiento a la «responsabilidad moral ligada a la conciencia de todo sujeto que se hace cargo del enfermo: médicos, enfermeros, voluntarios, pastores…».
En esta misma línea se expresó el archimandrita del Trono Ecuménico, Demetrio. Denunció que «la muerte es una de las cuestiones tabú» de la actualidad. «¿Existe el agonizante? Sí, pero su cuerpo no es propiedad ni de la ciencia ni del Estado. Sí, pero no a cualquier precio de su estado de vida», subrayó. El portavoz de la Iglesia ortodoxa alertó además de cómo la eutanasia «se presenta como excepción, pero bien podría convertirse en norma general».
El obispo Carlos López Lozano, como portavoz de protestantes, anglicanos y evangélicos españoles, proclamó en su defensa de la vida que «el respeto por el ser humano es uno de los requerimientos fundamentales del cristianismo» en tanto que «somos imagen de Dios». En su turno de palabra, el secretario de la Comisión Islámica de España, Mohamed Ajana, explicó que del Corán se desprende que «la dignidad humana nace con la persona y no se puede revocar». Mosché Bendahan, presidente del Consejo Rabínico de España, invitó a los presentes a «ser artesanos de fe y esperanza».
Poco antes de la cita interreligiosa, los obispos católicos lanzaban una nota propia en la que acusaban al Gobierno de sacar adelante la norma «de manera sospechosamente acelerada, en tiempo de pandemia y estado de alarma, sin escucha ni diálogo público. El hecho es especialmente grave, pues instaura una ruptura moral; un cambio en los fines del Estado: de defender la vida a ser responsable de la muerte infligida; y también de la profesión médica», denuncian los pastores españoles. Y lo hacen, entre otros argumentos, recordando que «la experiencia de los pocos países donde se ha legalizado nos dice que la eutanasia incita a la muerte a los más débiles». En el mismo documento denuncian que «la muerte provocada no puede ser un atajo que nos permita ahorrar recursos humanos y económicos en los cuidados paliativos y el acompañamiento integral». Para los obispos, «la verdadera compasión» pasa por «invertir en los cuidados y cercanía que todos necesitamos en la etapa final de esta vida». No dudan en echar mano del Papa para subrayar cómo él presenta el suicidio asistido como «una derrota para todos»: «La respuesta a la que estamos llamados es no abandonar nunca a los que sufren, no rendirse nunca, sino cuidar y amar para dar esperanza».
Con el acto de ayer no termina la batalla confesional ante la reforma del Ejecutivo de Pedro Sánchez, al menos de la Iglesia católica para hacer frente a la ley de eutanasia de Moncloa.
Los obispos han llamado a todos los fieles a una jornada de ayuno y oración el próximo miércoles 16 de diciembre «para pedir al Señor que inspire leyes que respeten y promuevan el cuidado de la vida humana».
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